Los pueblos afrodescendientes de América Latina y el Caribe figuran entre los más vulnerables, excluidos y pobres del continente. Se trata de un colectivo que se encuentra en desventaja frente al resto de la población en ámbitos como la educación, el trabajo, la salud, la infraestructura y el acceso a servicios públicos en general.
En todos los países de Latinoamérica se observa una brecha entre los pactos y convenios internacionales firmados sobre los derechos de la población afrodescendiente y el cumplimiento real de sus disposiciones.
Estas son algunas de los desafíos que subraya el libro Derechos de la población afrodescendiente de América Latina, presentado hace un mes en Managua, Nicaragua.
La publicación, elaborada por el proyecto regional Población Afrodescendiente de América Latina, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), está formada por cuatro informes que evalúan el estado de los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales de la población afrodescendiente desde Argentina hasta México.
Los autores de los cuatro informes coinciden en que la discriminación, la pobreza, la desigualad social y la exclusión son los principales problemas a los que se enfrentan los afrolatinoamericanos en el siglo XXI.
Según las estadísticas del antropólogo colombiano John Antón Sánchez, en América Latina habitan entre 180 y 200 millones de afrodescendientes. Sin embargo, uno de los principales desafíos es la demografía, pues aún se carece de datos de alta confiabilidad que permitan conocer al menos las características más básicas de esta población.
Por su parte, en los siete países de América Central (Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá) se estima que la población afrodescendiente es de 1.645.124 personas.
Sobresalen Nicaragua, como el país con mayor población afrodescendiente (470.466) y El Salvador, donde no se tiene un registro reciente.
Precisamente, el estudio de la situación de los negros en América Central y México fue abordada por un equipo de investigadores encabezado por la economista nicaragüense Alta Hooker.
“La situación, las aspiraciones y los sueños de los pueblos afrodescendientes van desde una práctica de invisibilización total de estas personas en países como El Salvador y México, pasando por un reconocimiento más bien simbólico en ciertos casos, hasta experiencias que dan cuenta de un mayor cúmulo de acciones afirmativas y un entramado jurídico más sólido en países como Nicaragua, Costa Rica y Panamá, donde los avances se materializan de manera gradual”, señala el informe incluido en el libro.