San José (Redacción). El contexto geográfico en el que se habla una lengua puede afectar directamente a su forma fonológica. Esto es el valor y la función de los sonidos.
Así lo determinó un estudio publicado en PLOS ONE que examinó las coordenadas geográficas y las elevaciones de 567 locaciones donde se hablan diferentes lenguas y los representó en una base de datos fonética mundial.
Encontraron que ciertas consonantes solo existen en ciertas altitudes y que no son el resultado de la influencia de determinadas familias linguísticas.
“Son el reflejo de una correlación entre la altitud y determinados fonemas utilizados en ciertas lenguas a nivel mundial”, aseguran los investigadores, quienes consideran que esta relación existe porque la densidad del aire promueve el uso de determinados sonidos del lenguaje humano.
No es la única forma en que la geografía impacta la estructura del lenguaje, aseguran.
“Es bien sabido que las lenguas se adaptan léxicamente a sus ecologías locales. Por ejemplo, innovan términos de flora y fauna que son específicas de un nicho ecológico, o desarrollan léxico de acuerdo con los cambios sociales y tecnológicos”, explican.
Así, por ejemplo, en ciertos lugares donde las personas visten de manga largas no hacen distinción entre brazo y mano.
Además, en la complejidad morfológica del idioma influye el tamaño de la población linguística y en el tamaño del inventario de fonemas de un lenguaje influye también el tamaño de la población.