Los glaciares son una de las maravillas de la naturaleza que más fascinación causan en la humanidad; estas masas de hielo cristalizado acumulan más del 75% del agua dulce del mundo y son el hábitat de especies como los osos polares y las focas.
Sin embargo, desde hace algunos años los científicos vienen advirtiendo que estas gigantes montañas blancas podrían desaparecer por causa del calentamiento global, que las derrite a una velocidad pasmosa y preocupante. De ocurrir, las consecuencias para la Tierra serían nefastas.
Mas todo esto puede sonar a simple retórica. Ver el fenómeno del deshielo y vivirlo de cerca, es otra cosa. Por eso, el reconocido fotógrafo de National Geographic, James Balog, decidió emprender una de las aventuras más riesgosas y ambiciosas de su carrera y durante tres años, y junto con un equipo de profesionales, se internó en el Ártico, donde las temperaturas descienden hasta 40°C. Su objetivo era capturar la dramática transformación de los glaciares, para ir más allá de las palabras.
Las cámaras de NatGeo lo acompañaron en este periplo para producir El hielo perdido , considerado el Mejor Documental durante el Sundance Filme Festival 2012 y premiado en otra gran cantidad de certámenes.
Según la crítica internacional, se trata de un festín audiovisual, dirigido por Jeff Orlowski y producido por Paula DuPre' Pesmen, distinguida por la Academia por The Cove (documental del 2009 que describe la matanza de delfines en el Parque Nacional de Taiji, Wakayama, en Japón).
La canción original del filme, Before My Time , escrita por J. Ralph e interpretada por Scarlett Johansson y Joshua Bell, también fue nominada al Óscar en el 2013.
Aunque El hielo perdido se estrenó en la pantalla chica el sábado 20 en Latinoamérica, NatGeo lo retransmitirá varias veces esta semana. Así, los espectadores podrán ser testigos de lo que está sucediendo en uno de los rincones más aislados, fríos y a la vez hermosos del orbe.
Ver para creer
El fotógrafo ambientalista James Balog –reconocido por sus trabajos en revistas como The New Yorker , Life , Vanity Fair y National Geographic , así como por su premios World Press Photos en las categorías de ciencia y naturaleza– aseguró que él también alguna vez fue escéptico respecto a la verdadera dimensión del cambio climático, cuestionando la capacidad del ser humano de transformar las leyes físicas y químicas de todo el planeta.
Sin embargo, en la primavera del 2005 durante una visita al Ártico, quedó estupefacto. “Me quedé impresionado de la cantidad de hielo que se estaba perdiendo y, además, porque todo eso ocurría a una velocidad increíble”, narró Balog a la publicación española Público , hace un par de años.
Este hombre, licenciado en Geomorfología (una rama de la Geología), llegó a la conclusión de que debía encontrar una fórmula para mostrarles a las personas lo que estaba aconteciendo en esa zona del mundo.
Entonces, una manera de ahuyentar los argumentos escépticos del cambio climático era documentar el deshielo de los glaciares día a día. A su proyecto le llamó Extreme Ice Survey , el cual, poco a poco fue tomando forma y consiguió capturar la atención de diversas organizaciones ambientalistas, universidades e institutos de ciencia.
Con ayuda de los ingenieros de la National Geographic, colocó 25 cámaras de última tecnología, ajustadas para fotografiar a intervalos en puntos estratégicos de Islandia, Groenlandia, Alaska y Montana. Cada cámara capturaba una imagen cada 30 minutos.
Luego, se dio a la tarea de comprimir el millón de fotografías y los videos de tres años en un documental de 75 minutos. En este muestra las más impactantes imágenes del hielo en movimiento y pone en evidencia cómo algunos bloques gigantes que tardaron siglos en formarse desaparecen, pieza por pieza, en el océano, sin que nadie pueda hacer algo para recuperarlos.
La secuencia más impresionante es cuando Balog y su equipo filman la ruptura de una masa de hielo del tamaño de la ciudad de Manhattan, Estados Unidos, y consiguen registrar su impresionante hundimiento. Se trataba de un trozo de 7,4 kilómetros cúbicos pertenecientes al glaciar Illulissat, en Groenlandia.
De acuerdo con CNN, en una de las escenas del documental también se muestra a Balog observando una tarjeta de memoria que acaba de extraer de una de las cámaras, mientras explica: “Esto es una memoria de un paisaje, un paisaje que ya desapareció y que nunca más se verá en la historia de la civilización”.
Un jalón de orejas
Quienes han podido apreciar el documental El hielo perdido , también llamado Chasing Ice ( Cazando al hielo ), no tienen la menor duda de que el ser humano debe tomar conciencia de las secuelas del cambio climático, así como de las emisiones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso a la atmósfera, pues el exterminio de los glaciares es la mejor muestra de que estamos a las puertas de una verdadera tragedia.
Y es que, por el incremento en las temperaturas, en los últimos diez años se ha logrado derretir la misma cantidad de hielo que se deshizo a lo largo del siglo pasado. De continuar el fenómeno, los científicos advierten que el aumento en los niveles de las aguas puede traducirse en catastróficas inundaciones en zonas costeras.
Según NatGeo, este documental no da lugar a dudas: el cambio climático no solo tiene efecto sobre los glaciares, sino que ha intensificado el impacto de huracanes y tifones en todo el planeta, entre otras secuelas de envergadura.
“Para cuando mi hija sea adulta, todo esto implicará que al menos 150 millones de personas deban abandonar sus hogares y trasladarse a otras tierras”, expresa Balog en el filme.
Lo que sucede en el Ártico, es una historia real y está ocurriendo ahora. 1