Con el título de
En el segmento inicial, dedicado a la música inglesa, las piezas de John Dowland eran originalmente canciones, pero las versos fueron recitados en vez de cantados y la parte de la voz se transcribió para flauta dulce.
Como en otras presentaciones del conjunto Ganassi, a lo largo del recital Kattia Calderón mantuvo un desempeño sobresaliente en sus intervenciones en flautas de distinto registro.
En laúd solo, Tania Vicente interpretó sendas piezas cortas en la primera y la segunda parte, y María Clara Vargas, en clavecín solo, una pieza más extensa en el segmento complementario.
En cierta medida, el título me pareció hiperbólico, pues de las selecciones sólo las de John Dowland tocaban el tema del amor, con sus quejas y requiebros, envueltas del aura melancólica que caracteriza al compositor, pero lejos de cualquier exceso pasional.
El trueque operó mediante un texto descriptivo, mimado por los músicos enmascarados, de los distintos tipos de amor que, en la visión de Juan Carlos Soto, atormentan a los humanos cual demonios (el amor carnal, el fugaz, el interesado, el hipócrita, el depresivo y el verdadero).
Sobre el escenario, a la mascarada y a las recitaciones les hubieran aprovechado los consejos aptos de algún entendido en teatro, arte con exigencias propias y no menos riguroso que la música.
Al final, los músicos de Ganassi brindaron una movida y alegre jácara española, que la máscara del amor carnal (Kattia Calderón) aprovechó para increpar por sus cuitas a la del amor depresivo (David Arroyo).
El público premió las interpretaciones con aplausos calurosos.
El conjunto Ganassi se presenta de nuevo gratuitamente el martes 17, en el aula 107 de la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica.