La emplasticación de la realidad es un óleo que mide 64 cm x 92 cm; se hizo en el año 2011 y se expuso en el Museo Calderón Guardia en ese año, en la exhib ición La esencia superficial y la superficie esencial.
El óleo y la tela son el medio y el soporte habituales que uso. Técnicamente, el método de componer la obra es tradicional: consiste en trabajar con el modelo (hombre o mujer) en vivo si se puede y si no se mueve mucho. Realizo los bocetos necesarios y traslado el dibujo a la tela; posteriormente comienzo pintando con una grisalla y añado los detalles aplicando veladuras con diferente grado de espesor.
En esta obra quise expresar que “la sociedad” crece sobre “el disfraz del mundo”, y que este disfraz es “más real” que la propia realidad. Anhelamos lo que nos “propagandean” los medios de comunicación, y creemos que lo que nos dicen es la mera verdad (impidiéndonos así nuestra propia búsqueda de la verdad). Es una norma creerles pues hemos crecido sobre “el disfraz del mundo” moldeado por ellos y no sobre “la verdadera piel del mundo”.
Nuestras experiencias y reacciones ante la vida están condicionadas por ese disfraz; “nuestros sentidos” y “nuestras inclinaciones” no son ciento por ciento nuestras. Por ejemplo, muchas personas crean su estereotipo de belleza física a partir de la televisión, pero la realidad de la vida está fuera de este artefacto. Sin embargo, la televisión es parte de este “disfraz de la realidad” que marca la pauta de lo que es verdaderamente real porque esta falsedad modifica la condición social e individual del ser humano.
Por todo ello, en el cuadro hay una representación de un camino plástico y llamativo (compuesto con los colores del cubo Rubik); se dirige hacia un fondo que asemeja una televisión (el final del camino). Fusionarse con el disfraz, volverse biomecánico y tener una realidad aparente sin ser uno mismo real, es la “Luz” y el encierro que se propone en el cuadro; pero la ingenuidad, la curiosidad y la creatividad, y el preguntarse por lo establecido, es la esperanza , que también se representa en esta pintura. Por esto, en el cuadro aparece una niña ingenua a esa edad, que empieza a rebelarse instintivamente.
Me es difícil encasillar las pinturas que hago a un estilo definido, pero a lo que sí intento apegarme es a lo técnico y lo académico. Siento que, para la pintura (al igual que para hacer cualquier otro oficio de forma artística), uno necesita tener varias actitudes: interés, respeto, estudio consciente y constancia .
Actualmente es común que el pintor “naturalista” (el que representa la naturaleza real de las formas) deje lo manual “de lado” haciéndose un partidario del proyector de opacos o el yiclé. Esto es una contradicción para mí ya que no creo que ningún pintor haya superado al dibujo o a la pintura.
Creo que, si a uno le interesa el dibujo (que es elemental en los procesos del arte plástico) y lo respeta, este alcanzará un grado de importancia en su arte. Por esto, el estilo de mi obra sigue siendo tradicional, con un “aire clásico” en la realización de los métodos y por su preponderancia del dibujo.