El consuelo no sirve de nada, aunque el mal no sea exclusivo de Costa Rica pues el flagelo del desempleo juvenil también vive en economías más fuertes, como las de Estados Unidos, España y Chile.
El 33% de jóvenes costarricenses sin trabajo es pálido frente al 55% de desempleados entre 15 y 29 años que tiene España; sin embargo, el resultado local es casi el doble o más del segmento desocupado en la potencia de América del Norte (17,1% en junio del 2012) y que en Chile, donde el 16% de los muchachos está en esa situación.
El caso más dramático es, sin duda, España donde la falta de un empleo está empujando a millares de personas a buscar horizontes ya sea en América Latina o Asia.
Ellos son más de la mitad de los cinco millones de españoles en paro (26,02% de la población económicamente activa). España tiene la tasa más alta de la materia en la Unión Europea (UE), donde la media se sitúa en el 22,5%.
De allí que la emigración constituye ahora una opción para quienes tratan de salir del atasco.
Más de 82.000 españoles emigraron en busca de una oportunidad laboral el año pasado, según un estudio realizado por la agencia de empleo Adecco.
El perfil del demandante de trabajo en el extranjero sigue siendo un joven de entre 25 y 35 años, altamente formado y sin cargas familiares. No obstante, cada vez más, los mayores de 45 años con familia o los que no tienen cualificación miran hacia el exterior.
Entre los principales destinos están los países desarrollados de Europa como Alemania, Reino Unido, Noruega y Francia, o los del este como República Checa y Polonia. Hay que añadir algunos países latinoamericanos, entre ellos Brasil, Chile, Argentina y México.
Incluso Asia está ganando terreno como puerto de llegada.
También en EE. UU. En Estados Unidos, donde el paro en febrero cerró en 7,7% (bajó 0,2 puntos porcentuales respecto a enero), el desempleo juvenil afecta más a la población hispana y negra, según estudios del Departamento de Trabajo y de la organización no gubernamental Fundación Annie E. Case.
Según ese departamento federal, en el 2012 había cuatro millones de jóvenes sin trabajo: un 28,6% eran negros y un 18,5%, hispanos; en tanto el 14,9% era anglosajón.
Además de la juventud, inexperiencia profesional y habilidades técnicas, los muchachos (entre 16 y 24 años) tienen que competir por los mismos puestos que también buscan gente de más edad.
Incide otro factor: hay menos puestos disponibles, dado que muchas personas con edad para pensionarse no lo hacen debido a la pérdida de valor monetario de sus fondos de jubilación.
Mejoría en Chile. Una de las economías más pujantes del continente, como es la de Chile, tampoco ofrece a su juventud el pleno empleo.
En ese segmento de población, la tasa de desocupación bajó a un 16% en el 2012, lo que significa cuatro puntos porcentuales menos que en el período 2008-2009, cuando la crisis financiera mundial se sintió con más severidad, según el Instituto Nacional de Estadísticas.
Aún así, es tres veces más alta que el paro en adultos. Esto quiere decir que hay 311.000 chilenos jóvenes sin ocupación laboral.
Por género, hay 158.000 mujeres desempleadas (un 51%) contra 153.000 varones (un 49%) en la misma situación. La fuerza de trabajo juvenil asciende a 2,8 millones.
Para Gerhard Reinecke, de la oficina subregional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con sede en Santiago, “la cifra de desempleo es solo un aspecto del problema”.
Agregó: “Se observa que los jóvenes están más expuestos que los adultos a empleos de baja calidad, sin cobertura de seguridad social”.
Hay, al menos, tres elementos que influyen en el problema, según el estudio Panorama laboral 2012 , elaborado por la OIT.
Se constata que una baja educación aumenta la probabilidad de estar desempleado.
Se sugiere que las regulaciones en el mercado laboral, especialmente el salario mínimo, también tienen un efecto no despreciable en el desempleo de los más jóvenes.
Por último, se presenta evidencia la cual indicaría que hay muchachos que estarían voluntariamente desempleados a la espera de una oferta laboral más adecuada a sus pretensiones.