Imagine un asiento ergonómico hecho con madera doblada artesanalmente, extraída del k’oto tiká (otro nombre aborigen del pejibaye), iluminado por los rayos del Sol que se asoman por una ventana de la Galería Nacional. Mientras, en otro reluciente rincón vemos sábanas, almohadas y camisones con frases que evocan el patriotismo. Habitan en esta sala una silla formada con tarimas y con un respaldar hecho de aluminio reutilizado, y un estante con afiches y agendas nada habituales, de vibrantes colores.
Esta escena es tan solo un esbozo de lo que la mirada del espectador puede captar en la Primera Bienal de Diseño de Costa Rica, organizada por la Asociación de Diseña-dores de Costa Rica Punto D.
Las salas VII, VIII, IX y XI de la Galería Nacional (localizada dentro del Museo de los Niños, en San José) albergan un recorrido por el diseño gráfico, de productos, de moda y de espacio, entre otros.
Diecinueve mentes creativas otorgan fulgor a la sala en una muestra que el Ministerio de Cultura y Juventud declaró de interés cultural para premiar la creatividad de los diseños favorables al ambiente.
El sello tico del diseño se imprimió en al menos 80 trabajos, que participaron en la convocatoria. La muestra pasó por un riguroso proceso de selección y su resultado se compone de 23 piezas, un salón de invitados, una exhibición de cortos animados de estudiantes de la Universidad Véritas y una sala dedicada a dos mueblerías con gran trayectoria de diseño original en el país: Muebles Amador y Muebles Urgellés y Penón.
“El diseñador costarricense combina impecablemente elementos industriales con manufactura; esto hace que se sienta la presencia del autor en cada objeto y que le dé una personalidad particular. En la asociación creemos que este es el momento del diseño”, dijo Guiselle Camacho, presidente de la Asociación de Diseñadores de Costa Rica Punto D.
El artista nacional, y director de la Galería Nacional desde hace cuatro meses, Sebastián Mello explica: “Para nosotros es un placer tener estas actividades, que siguen la línea de la innovación. La Bienal de Diseño reformula el acercamiento con el arte y ofrece contenido novedoso”.
La armonía entre la percepción estética y el
La silla se compone de tarimas de madera de pino y una lámina de aluminio reutilizada que funciona como respaldar y cumple una función estructural y de soporte.
“Para algunas empresas, los materiales que utilicé son residuos, pero que se convierten en materia prima en manos de un diseñador. El producto ya no nace y muere, sino que puede renacer en otro producto. La sostenibilidad es un parámetro muy importante, y creo que el país está muy anuente a recibirlo: más allá de ser una moda, es una necesidad”, explica Alvarado.
Hubo dos primeros lugares en el certamen
El otro primer lugar se otorgó al conjunto de obra gráfica del diseñador José Alberto Hernández: a sus trabajos con el Centro Cultural de España y con el cineasta Jurgen Ureña.
“Me metí a las comunidades aborígenes del país y descubrí las particularidades del pejibaye, que ellos llaman ‘planta de los dioses’. Decidí rescatar los muchos usos que le dan a la planta y trabajarla. La
“Decimos que ‘nos faltan las vitrinas’, pero no las aprovechamos cuando las hay. Pensé en esto y me inscribí en la convocatoria. Mi trabajo es resolver las necesidades de mis clientes. Traje al certamen los diseños para dos clientes cuya constancia me ha dejado crecer como diseñador”, comenta José Alberto, quien tiene siete años de diseñar para el sector cultural.
Eugene Murillo, la diseñadora que completa ese dúo, explica que Arteria presentó dos proyectos que rebasan la línea de lo que ha hecho hasta ahora: la colección
“El tema de las horas de sueño se veía venir pues una persona duerme durante muchas horas de su vida. Nos interesa que, más allá de lo estético, la ropa de cama sea un objeto útil y se incorpore a la vida de los ticos para contrarrestar la invasión de términos extranjeros a nuestro lenguaje coloquial”, menciona Eugene.
Otros artistas, profesionales y estudiantes, añadieron su cuota creativa: por ejemplo, Franklin Hernández con sus obras
“Lo importante de este tipo de encuentros es mostrar la efervescencia del diseño nacional en los últimos años, y por esto hay que aprovecharlos. Las empresas ya comienzan a entender esto y a apli-carlo en sus productos. Es necesario ser exigente para que el nivel de diseño en el país vaya subiendo”, concluye Guiselle Camacho.
Los habitantes de las cuatro salas de la Galería Nacional esperan hasta el sábado 29 de octubre para que usted recorra con la mirada su estructura y explore los secretos que guardan.