Los Ángeles AP Luego de una prolongada travesía, dos sondas del tamaño de una lavadora se dirigen a la Luna para entrar en su órbita el próximo fin de semana.
Su misión será medir el irregular campo gravitatorio de nuestro satélite natural y determinar qué hay debajo: en línea recta hasta la médula.
Los estudios sobre la Luna han recorrido un largo camino desde que Galileo la observó por primera vez con un telescopio.
Varias sondas no tripuladas le han dado vueltas y se han posado en su superficie. Un total de 12 astronautas estadounidenses han caminado sobre su suelo y han extraído rocas y otras muestras.
A pesar de todos los estudios previos, el cuerpo celeste más cercano a la Tierra sigue guardando algunos enigmas.
Las dos sondas son casi idénticas, hasta en sus nombres: Grail-A y Grail-B. Partieron de la Florida en setiembre en trayectorias distintas hacia el satélite de la Tierra.
Si se cumplen las previsiones, Grail-A encenderá su cohete y entrará en órbita la víspera de Año Nuevo, seguida por Grail-B el primero de enero.
“Ambas naves se han desempeñado esencialmente sin problemas desde su lanzamiento, pero uno nunca puede dar nada por sentado en este negocio”, comentó la directora de la misión científica María Zuber, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
A la expectativa. La parte de morderse las uñas está por venir. En la víspera de año nuevo, una de las sondas Grail – acrónimo en inglés que significa “recuperación de datos sobre la gravedad y laboratorio interior”– encenderá su motor para reducir la velocidad y así entrar en órbita. La otra sonda hará el mismo paso el día siguiente.
Una vez en órbita, los aparatos pasarán los próximos dos meses viajando alrededor de la Luna hasta que se hallen a unos 56 kilómetros por encima de la superficie, con una separación media de 200 kilómetros entre sí. La recolección de información comenzará en marzo.
Las misiones anteriores han tratado de medir la gravedad lunar, con resultados desiguales. Grail es la primera misión dedicada a este objetivo.
A medida que las dos sondas dan círculos alrededor de la Luna, los cambios regionales del campo de gravedad lunar harán que aumente o disminuya su velocidad.
Este fenómeno, a su vez, producirá variaciones de distancia entre ellas. Las señales de radio transmitidas medirán esos pequeños cambios de distancia y esa información dará pistas a los investigadores para elaborar un mapa del campo de gravedad subyacente.