Las fallas experimentadas por algunos usuarios en sus cuentas de Facebook hicieron sonar la voz de alarma. ¿Sería ese el principio del anunciado ataque cibernético? ¿O más bien era esa parte de la preparación e instalación de nuevas y poderosas herramientas de seguridad para proteger el imperio fundado por Mark Zuckerberg?
Semanas atrás, vía Twitter y con un video que parece sacado de una película de ciencia ficción, la organización internacional de hackers y ciberactivistas, Anonymous, había anunciado al mundo la fecha de destrucción de Facebook: el próximo 5 de noviembre la red simplemente dejaría de existir.
¿La razón? Ellos acusan a Facebook, que en julio pasado alcanzó los 750 millones de miembros, de utilizar indebidamente la información de sus usuarios; motivo por el cual, “merece ser destruida”.
Anonymous, que ha adoptado como símbolo de sus luchas en el ciberespacio, la máscara con el rostro de Guy Fawkes, un conspirador del siglo XVII que sirvió de inspiración para el héroe V, en la novela gráfica de Alan Moore V for Vendetta (V de Venganza ), y cuyo propósito es la destrucción de un estado autoritario y fascista, es conocido por sus ataques en contra de quienes, en su criterio, violentan los principios de transparencia, libertad de expresión y derechos humanos, fundamento de sus acciones.
De las gamberradas virtuales de los hackers , realizadas por mero entretenimiento o para probarse a sí mismos (normalmente consisten en hacer colapsar foros o los llamados ataques DDoS para inhabilitar temporalmente un sitio web, como sucedió con la Central de Inteligencia norteamericana), Anonymous pasó al ciberactivismo.
Justicia anarquista
Las nuevas operaciones consisten entonces en robar información secreta y hacerla del dominio público. Entre sus primeros objetivos, estuvo la cienciología, con el robo y posterior difusión de un video del actor Tom Cruise, declarando sus principios y credo, y cuyo acceso estaba en principio reservado únicamente para los cienciólogos de alto nivel.
El 5 de noviembre no es antojadizo. Ese mismo día ocurrió la detención de Guy Fawkes, cuando este pretendía destruir el Parlamento británico en 1605. Ahí surge la idea de honrar esta fecha mediante un ataque de grandes proporciones que –además– serviría para generar una enorme exposición mediática.
Curiosamente, Anonymous ha sido definida –por uno de sus miembros en España– como “una organización que no existe”. Una especie de (des)organización sin jerarquía establecida.
Eso explica por qué, a través de Twitter, se declaró que la llamada #OpFacebook era un engaño. “Preferimos enfrentar el poder real y no los medios que nos sirven de instrumento”, fue la justificación “oficial” para desmarcarse del posible ataque destructivo contra Facebook, aunque aceptan la posibilidad de que algunas de sus células estén trabajando en ese objetivo.
Tambores de guerra
Prueba de que Facebook se toma la amenaza en serio fue la contratación, el pasado 29 de junio, de George Francis Hotz. Conocido como Geohot , Hotz es un hacker estadounidense que cobró notoriedad por sus ataques contra Sony, específicamente sobre el Play Station 3, en el 2010, y la primera versión del iPhone de Apple.
Lo cierto es que Anonymous es –en este momento– la “cara” más visible de una guerra que está llegando a límites insospechados, y hasta hace poco, solo factibles en la imaginación de algún prominente escritor o guionista.
En el mundo real, el asunto es distinto. Las fricciones entre China y los Estados Unidos, por la acusación del segundo de haber sufrido la intrusión de los asiáticos en redes de Lockheed Martin y otras empresas relacionadas con el Ejército estadounidense, se basan en la certeza de que estos ataques no solo son posibles, sino que cada vez suceden con mayor agresividad y frecuencia.
Los ciberataques contra el Fondo Monetario Internacional, la CIA y el Senado estadounidense, y contra compañías como Citigroup y Lockheed Martin, mayor proveedor militar de EE.UU., por ejemplo, han llevado a proponer cambios en la legislación que permitan perseguir, juzgar y condenar a los ciberdelincuentes.
El Pentágono va más allá.
Propone catalogar el sabotaje de sistemas informáticos estadounidenses como una posible “razón de guerra” y con ello, la posibilidad de responder a estos ataques con medios militares convencionales.
A todo esto, la pregunta sigue en el aire: ¿dejará Facebook de existir el próximo 5 de noviembre? La cuenta regresiva, al igual que la guerra real en el mundo virtual, ha comenzado. En la fecha señalada, sabremos la respuesta.