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Te deseo que ames locamente

La cima del gozo no es ser locamente amado

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Cuando André Breton –el “papa” del surrealismo– le desea a su heroína, en la última frase de la novela Nadja: “Te deseo que seas locamente amada”, yerra, yerra estrepitosamente. Porque la cima del gozo no es ser locamente amado, sino ser capaz de amar locamente. Eso sí es difícil. Al punto que mucha gente pasa por la vida sin jamás experimentarlo.








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