El 28 de enero de 1986 quedó grabado en la historia como la fecha de la primera tragedia espacial de los transbordadores de la NASA.
Siete astronautas, entre ellos una maestra de escuela –la primera civil en viajar en este programa– murieron tras una explosión en los tanques de combustible 73 segundos después del despegue del transbordador Challenger.
Aquella mañana, la temperatura estaba a solo 2,2 °C; 8,33 °C más baja de la considerada normal.
El frío hizo que las juntas tóricas (empaques en forma de anillo que evitan las fugas de combustible) perdieran rigidez y permitieran el escape de gases.
Una fuga de hidrógeno se combinó con el oxígeno de la atmósfera y causó una explosión y llamas que, sumadas al combustible del tanque, causaron una tragedia mayor.
El Challenger perdió su rumbo y cayó al mar. La fuerza del impacto mató a todos los astronautas.
Los detalles de esta primera catástrofe de la era de los transbordadores se exponen hoy en La Nación , con el tercer póster de la colección educativa Transbordadores, fin de una era .
El póster también explica la forma en la que despegan estas naves espaciales.
Legado. Luego del accidente, la NASA interrumpió su programa de transbordadores durante más de año y medio para dedicarse a investigar lo sucedido y corregir los errores.
Los ingenieros de la agencia espacial construyeron después el transbordador Endeavour para reponerlo.
Sin embargo, solo 10 misiones espaciales bastaron para que el Challenger marcara varios hitos en la era espacial.
Este fue el transbordador más utilizado entre los años 1983 y 1984, cuando realizó el 75% de las misiones al espacio.
Con el Challenger se realizó la primera caminata espacial de la era de los transbordadores, se estudió el comportamiento de las hormigas en la gravedad cero, se llevaron ratas y monos para estudiar el comportamiento de los animales en el espacio y se probó el funcionamiento del laboratorio de microgravedad Spacelab.