Los organizadores de la presente edición del FIA 2014, a diferencia de otros años, han programado varios grupos de danza contemporánea provenientes de diferentes regiones del planeta, lo que le permitirá al público seguidor de la disciplina observar propuestas extranjeras que son tan escasas durante las temporadas anuales en nuestros escenarios.
La primera que presencié fue la ofrecida por la agrupación francesa Dos à Deux que nos presentó el montaje coreográfico denominado 2ème acte , el cual fue creado por los fundadores de la agrupación, los brasileños, Arthur Ribeiro y André Curti, quienes vienen trabajando juntos desde 1998. Este trabajo en el FIA 2014 fue ejecutado por Clément Chaboche y Guillaume Le Pape, y está basado en la obra teatral del irlandés Samuel Beckett Esperando a Godot (publicada en francés en 1952).
Clément Chaboche y Guillaume Le Pape escenificaron a Didi y Gogo, mientras esperaban que llegara Godot. Durante ese tiempo, nos mostraron comportamientos del género humano en situaciones cotidianas en las cuales la discusión, el enfrentamiento, la afirmación, la dependencia, el enojo, el afecto y muchas más se hicieron presentes.
2ème acte es una puesta en escena rica en imágenes y posee un agudo sentido del humor, cosa que no es muy frecuente en la danza escénica contemporánea, donde predominan los montajes introspectivos. Esto se logra porque su lenguaje coreográfico se basa en el interés de los creadores por integrar elementos de la danza con el gesto teatral, también recurren a la acrobacia y explotan la riqueza de la plástica visual. En este sentido, cabe destacar su escenografía que, con una dimensión minimalista, recogió los componentes de la obra teatral y los incorporó al lenguaje danzario.
De igual forma, 2ème acte exploró elementos de la danza expresionista, tiene mucho del teatro del absurdo y está salpicada de la filosofía existencialista, así como del pesimismo característico de las obras de los artistas de la época de Beckett.
En la escenografía, cuyo diseño resultó funcional (especialmente el banco-escalera), también encontramos muchos elementos del texto de Beckett, dispuestos con mucha creatividad, donde cada uno cumple un papel fundamental en la dramaturgia, en este trabajo nada es gratuito.
2ème acte posee una banda sonora que es responsabilidad de los directores y de Fernando Mota, construida a base de piezas que evocan múltiples géneros y geografías. Estos textos musicales se alternan con el silencio que forma parte del discurso estético.
Otro aspecto de la plástica, es la iluminación –de la cual el programa de mano no consignó su autoría–, que fue acertada y funcional ya que contribuyó con acentos y brindó cambios en la ambientación al montaje.
Con su interpretación, Chaboche y Le Pape supieron sacar risas y mantener al público atento a todos los desplazamientos y movimientos. Estos últimos no son periféricos, como en el caso de la mayoría de los bailarines occidentales, sino que en ellos predominó una corporeidad concentrada y cargada de significado y emoción.
Una debilidad en esta obra, pobrablemente (sic), es su ritmo monocorde, pero gracias a que la obra no pasó de 50 minutos, salió avante. Al concluir, un teatro lleno le otorgó un prolongado aplauso.