El 2 de junio de 1946, a través de un referéndum popular, Italia –recién salida de la Segunda Guerra Mundial– optó por una república cuya constitución entró en vigor en 1948. Desde entonces el país experimentó un notable crecimiento social y económico, y actualmente –como octava economía del mundo y miembro del G8– comparte la responsabilidad de la gobernabilidad y del desarrollo internacional, del mantenimiento y de la afirmación de la cultura de la legalidad, dedicando considerable energía y recursos a las actividades de las Naciones Unidas, contribuyendo no solo con sus contingentes de mantenimiento de la paz y a una más eficaz reforma de su funcionamiento, sino también al alcance de los objetivos internacionales establecidos en materia de desarrollo y de derechos humanos y sociales.
Bajo este último perfil, es importante subrayar el compromiso de apoyar la estrategia centroamericana y costarricense por lo que concierne la seguridad interna, lucha contra la criminalidad organizada transnacional, el narcotráfico y la alarmante trata de personas.
Relaciones comerciales. Italia presta gran atención a las condiciones en las que el comercio internacional crece, y como miembro fundador e importante financiador del instrumento de cooperación para el desarrollo con la Unión Europea, acoge con satisfacción y entusiasmo la firma –a finales de junio– del Acuerdo de Asociación entre la UE y los países centroamericanos.
Elementos como el creciente aumento del comercio bilateral Italia - Costa Rica, que en 2011 ha superado los 240 millones de euros, un reafirmado flujo de inversiones directas de Italia hacia Costa Rica, que siempre en el 2011 ha superado los $40 millones y coloca a Italia como el quinto socio de Costa Rica en esta área.
A los vínculos personales y familiares tan profundos e intensos que los italianos han establecido en Costa Rica desde la época de la Colonia española, hay que sumar la intensa relación política entre los dos países, que ha acompañado el proceso de estabilización y pacificación de Centroamérica, ayudándolo a salir de la sangrienta estación de las guerras civiles y dictaduras, periodo en el que Costa Rica se benefició de un importante flujo de ayudas y tecnologías procedentes de Italia, de aportaciones precisas de intercambio tecnológico e universitario: basta mencionar solo dos ejemplos simbólicos como el radar del aeropuerto internacional Juan Santamaría y la celebración este año de los treinta años de la Escuela de Ciencia de los Materiales del Instituto Tecnológico de Costa Rica, fundada en Cartago con el apoyo del Gobierno italiano.
Actualmente Costa Rica ha alcanzado importantes objetivos y se acerca, según lo mencionado por la misma presidenta Chinchilla en su discurso del 1.° de mayo, a unirse a la OCDE.
La cooperación para el desarrollo se canaliza ahora principalmente a través de las diversas oportunidades ofrecidas por los muchos niveles que componen los proyectos y los programas financiados por Italia y los otros países miembros de la Unión Europea, sea los administrados directamente por Bruselas y también a nivel regional y subregional, así como el programa específico para Costa Rica, del cual deseo aquí recordar solo dos de los más recientes, o bien el innovador "ayuda al presupuesto" para la escuela de Policía de Guácimo y el proyecto de apoyo a la lucha contra la deserción escolar.
Proyectos de cooperación. La cooperación bilateral italiana también mantiene a Costa Rica entre los beneficiarios de proyectos regionales de cooperación, como los muchos del Instituto Latino-americano IILA de Roma, el apoyo a pequeños productores de café y el de inclusión social de los jóvenes con problemas con la justicia, este último realizado trámite la Unfpa de las Naciones Unidas. Cabe señalar que un diálogo permanente se está desarrollando entre Italia y Costa Rica sobre el medio ambiente y la energía: por lo que concierne el primer aspecto, después de la firma de un acuerdo técnico para combatir el cambio climático, se han iniciado unas importantes reflexiones sobre temas como la protección y la valorización del patrimonio forestal, el tratamiento de los residuos sólidos urbanos, unos proyectos pilotos para reducir las emisiones en el sector de los transportes públicos y privados y la adopción de tecnologías sostenibles para la producción de energía procedente de fuentes renovables, incluso a través de una importante contribución de la Universidad de Roma La Sapienza.
En términos de energía renovable cabe recordar no solo la colaboración histórica en el campo de la energía geotérmica –una tecnología nacida en Italia y en la cual Costa Rica se ha beneficiado en el pasado, así como continua beneficiándose–, sino también el hecho de que algunos proyectos hidroeléctricos han sido implementados y están actualmente en fase de realización con el aporte de grandes empresas italianas y que nuevas formas de colaboración se encuentran en una fase avanzada de estudio.
Por todo lo antes mencionado me parece importante compartir con todos los costarricenses la alegría para la celebración de la 66.ª Fiesta de la República Italiana y expresar el deseo que las óptimas relaciones entre Italia y Costa Rica, así como se han desarrollado en los últimos años, se intensifiquen aún más en beneficio para ambos países.