Con un trato afable y relajado, Rafael Chinchilla Miranda relató ayer en su oficina que asumió la producción audiovisual de la campaña electoral del PLN con el objetivo de “cuidar la imagen” de su hermana, la actual presidenta, Laura Chinchilla.
Cuando se le solicitó responder unas preguntas sobre el tema, pidió ser entrevistado de manera personal, en Moravia.
Lo primero que hizo al recibir a un equipo de este diario fue mostrar parte de un documental que elabora para una organización social de Jujuy, Argentina, país en el que vivió siete años antes de regresar para asumir la campaña de su hermana.
Con la música de El Mesías, de Handel, de fondo, Chinchilla rompió el hielo y, pese a lo polémico que pudiese resultar el asunto, habló con soltura de la contratación por $500.000 que le hizo el PLN para producir más de una veintena de anuncios.
“Lo mío tenía mucho más que ver con la creatividad y controlar que Laura estuviera bien, que se viera bien, saber cómo iluminarla, eso es un arte en sí mismo”, dijo quien fuera el acordeonista de la popular canción Julieta (Manantial, 1986).
Hoy, Rafael Chinchilla aún ayuda a la mandataria con las cadenas nacionales.