El control del Directorio legislativo es un medio para materializar dos fines superiores. Primero, recuperar el sistema de pesos y contrapesos el cual es fundamental para la existencia de democracia en nuestro sistema constitucional. Este estaba totalmente debilitado en vista de la influencia gamonalista de un pequeño grupo en los otros poderes del Estado y sobre todo en la Asamblea Legislativa. El segundo objetivo con este cambio es elevar los niveles de responsabilidad de todos los actores en la clase política.
Contrapeso significa más democracia pero también corresponsabilidad. El poder bien desempeñado conlleva responsabilidad. No es un privilegio sino una carga, no es un logro sino un desafío. En fin, nunca alcanza para el hedonismo ante los sacrificios que demanda. Por ello, si bien es cierto lo ocurrido es un “juego suma cero” para la relación de poder PLN-Oposición, para Costa Rica es un “juego ganar- ganar”.
Intereses comunes. Veamos. Al PLN le interesa que la Asamblea legislativa (AL) camine bien para que el gobierno de doña Laura termine bien. A nosotros nos interesa que la AL camine bien para que el país comprenda que tenemos capacidad para gobernar. A los otros partidos de oposición les interesa que la AL camine bien para que la Alianza tenga viabilidad en las dos legislaturas próximas, lo que permitiría, gracias a los acuerdos firmados, que el ML y el PUSC también puedan presidir.
Que la AL camine bien significa simplemente que ayude a resolver los problemas, entre otros, fiscales, de seguridad, infraestructura, energía, corrupción y despilfarro, que sufre el país. Ya no podrán algunos diputados lavarse las manos o decir que no a las propuestas del Gobierno sin hacer su propia propuesta seria. Por ejemplo, si no se resuelve el problema fiscal, ya no será solo por culpa del Gobierno. Tampoco se podrá acusar de despilfarrador de recursos públicos al gobierno liberacionista si la AL no da muestras contundentes de austeridad.
Algunos diputados del PLN deberán moverse del mundo de las negaciones, los ataques y las descalificaciones, atenidos a su control total en prácticamente todos los poderes de la República, al mundo del respeto, del diálogo sincero y del reconocimiento de la oposición. Las cúpulas del PLN deben percatarse de que ya no se bastan a sí mismas, que ya no podrán seguir auto-atribuyéndose méritos que pertenecen a todos ni culpando de los males del país a quienes nunca hemos gobernado ni hemos sido escuchados.
Por su parte, se acabaron las excusas; será el momento para que los miembros de la Alianza revelemos de qué madera estamos hechos. Debemos mostrar que no privilegiamos la oposición sino la propuesta, que preferimos el diálogo al grito, que no nos es confortable el distanciamiento sino el trabajo duro, ni el señalamiento acusador desde la gradería sino el sudor metidos en la cancha.
Energías positivas. Aquellos que maquiavélicamente podrían apostar a un deterioro del país como herramienta para alcanzar el poder, hoy deben arriesgar todo su caudal político en la lucha para que el país salga adelante, para así mostrar logros. Hoy las energías positivas y los pensamientos constructivos se juntan en una poderosa sinergia, mientras que los problemas nacionales, sin aliados, esperan en un oscuro rincón por su inevitable derrota.
Por todo lo anterior, creo que si algo importante e histórico ha ocurrido en Costa Rica estos días es que el acervo de responsabilidad alrededor de la solución de los problemas nacionales es muy superior al que hemos tenido por varias décadas.
Siempre el interés nacional debe estar por encima de la búsqueda del poder. Por lo menos al PAC lo fundamos con ese principio. Lo nuevo es que como resultado de las decisiones de este mayo, trabajar por el interés nacional se ha convertido también en la mejor herramienta para mejorar las aspiraciones de poder de todas las agrupaciones. ¡Un horizonte nada despreciable!
Este panorama es lo que justifica las incomodidades ideológicas y éticas que pueda generar la Alianza. Espero que así lo aquilatemos todos.