Sócrates (470 –399 a. C.) marca en la filosofía griega un antes y después. No en vano se habla de filósofos presocráticos. El ateniense dio la espalda a la tradición de otros pensadores que habían enfocado su análisis racional en la interpretación del mundo. Para Sócrates, ese mismo análisis debía tener como objeto al hombre.
Su estudio de la condición humana devino en una doctrina moral muy severa (a la que él mismo obedeció hasta el punto de morir por su cumplimiento). Sócrates había trasladado el enfrentamiento del hombre con el ‘cosmos’ al enfrentamiento consigo mismo.
Curiosamente, ese fue el mismo cambio que ocurrió de la tragedia griega a la moderna: “Las tragedias griegas se distinguían de las modernas en que su tema era el conflicto entre el hombre y el universo, y no el choque de personalidades particulares o el conflicto del hombre consigo mismo” (E. McNall Burns, 1947).
Por disposición de la ciudad a la que amaba, Sócrates fue condenado a suicidarse por negar los dioses de Atenas y ‘corromper’ la juventud. Sin duda, su vida fue trágica.
No obstante, fue en la comedia donde se lo retrató y ridiculizó por el único representante destacado de este género: Aristófanes.
E. McNall Burns menciona que, “aunque Aristófanes manejaba con maestría el humorismo sutil y la gracia imaginativa, sus ideas se basaban principalmente en prejuicios”.
Aristófanes escribió para ridiculizar a los personajes civiles en plena democracia radical (pues era aristócrata). Advirtió sobre la incompetencia de aquellos políticos que se aventuraban a conquistas imperiales ( Los caballeros ); zahirió a Eurípides ( Las ranas ) por las innovaciones que había realizado en el drama (introducir al hombre común, al mendigo y el campesino, ridiculizar al orgulloso y exaltar al humilde), y denostó a Sócrates.
El filósofo fue escarnecido en Las nubes . Desde la perspectiva aristofánica, Sócrates aparece junto con ‘otros sofistas’: un atormentado padre, Estrepsiades, manda a su hijo a estudiar al ‘pensadero’ (palabra inventada por Aristófanes) donde Sócrates enseña con el fin de ganar algún dinero (valga aclarar que Sócrates nunca pidió estipendio alguno).
Los sofistas fueron vituperados por casi toda la filosofía posterior pues sus ideas sobrevivieron a través de sus enemigos.
Sofista es, en algún sentido, sinónimo de ‘falso filósofo’.
En rescate de Sócrates, ya no un cómico, sino un filósofo, Platón (discípulo socrático y maestro de Aristóteles), extrajo, del final trágico y la ética de su maestro, el icono del ‘hombre moral’ y el interlocutor de casi todos sus Diálogos .