Con la misma intensidad que Piotr Ilich Chaikovski plasmó en la música de El lago de los cisnes, el público costarricense esperó una interpretación igual de dramática del Russian Clasical Ballet; sin embargo, aunque el espectáculo gustó, para una parte de los espectadores, el grupo quedó debiendo.
El colectivo ruso presentó el clásico del ballet el domingo y el lunes, en el Teatro Nacional.
El domingo por la noche, la sala estaba abarrotada por padres que acudieron con sus hijos, jóvenes bailarinas y representantes del sector cultural costarricense, entre ellos Inés Revuelta, nueva directora del Teatro Nacional, y Elizabeth Fonseca, ministra de Cultura.
Los espectadores resintieron la falta de drama, sobre todo en la famosa escena de la muerte del cisne, donde Odette, la protagonista del espectáculo, fallece al descubrir que Sigfrido rompió la promesa de amor eterno que la liberaría del encanto en el que vive.
“El espectáculo estuvo soberbio; la técnica de los bailarines fue la adecuada, pero nos quedamos con ganas de ver la muerte del cisne interpretada con más pasión. Era el momento en el que la prima ballerina pudo haberse lucido, pero no fue así”, aseguró Adriana Von Storven, de Santa Ana, quien fue secundada por un grupo de amigos que prefirieron no identificarse.
La falta de intensidad del elenco fue criticada también por Vicky Vargas, quien viajó desde Santa Teresa de Cóbano para disfrutar la obra: “La iluminación y la puesta en escena ha estado muy buena, pero siento que les falta un poco de ganas a los artistas; personalmente, mis favoritos fueron el bufón y la bailarina principal”.
Generosidad. Pese a las reservas de estas espectadoras, el público disfrutó la propuesta con música grabada y con una escenografía hecha con telones que transportaron al público del palacio a la montaña, en cuestión de segundos.
Los aplausos fueron generosos. Así lo hicieron ver desde la escena de la fiesta en el primer acto, hasta en la interpretación de la danza rusa y española, en la última parte de la presentación.
Entre giros y coordinados pasos prácticamente todo el elenco de se llevó un aplauso.
Destacó especialmente Iurii Kalinin, que sorprendió como bufón con sus saltos llenos de gracia y complejidad.
También sobresalió Iryna Khandazhevska, en el rol de Odette. Uno de sus principales momentos fue una serie de delicados movimientos con sus brazos que cautivó al final del segundo acto.
Luego de dos horas y 20 minutos de espectáculo, El lago de los cisnes arrasó con los aplausos en el Teatro Nacional. Agradecidos con los espectadores, los artistas hicieron varias reverencias para despedirse de la emocionada audiencia.