Dos hombres de experiencia serán los motores de la nueva maquinaria que Laura Chinchilla quiere poner a funcionar en su gobierno.
El primer vicepresidente, Alfio Piva, es un científico prestigioso y además amigo de larga data del padre de la Presidenta. Luis Liberman, en la segunda vicepresidencia, también es reconocido pero por su trayectoria en la banca privada.
Ambos fueron llamados por Chinchilla después de varias sesiones de trabajo, donde destacaron sus dotes de consejeros.
“Yo trabajé desde la Universidad Nacional muy cerca del papá de Laura porque, recuerde , que él era el señor auditor de este país como Contralor General”, narró ayer Piva para explicar sus vínculos con la futura mandataria.
Según él, tenía 36 años cuando le solicitó ayuda al señor Contralor, y desde entonces nació una amistad con él y su familia.
Muchos años después, en enero del 2009, Piva se encontró con Laura Chinchilla cuando ya emprendía su carrera hacia la candidatura verdiblanca.
“Conversamos, me pidió ideas, integré un grupo junto con Rodrigo Gámez (también científico). Le gustó mucho un planteamiento nuestro sobre innovación”, recordó Piva .
Pasados varios meses desde aquellas sugerencias, él recibió la llamada de Chinchilla mientras estaba en España. Allá impartía clases en la Universidad Internacional de Andalucía.
Le pidió dos días para considerarlo, pero en uno solo ya tenía una respuesta afirmativa.
“Yo tengo la ventaja de que mi familia ya está formada (...) Mi diversión es el trabajo y puede disponer de mí desde las 7 a. m. si quiere, porque, como dice don Luis Liberman, yo me levanto a ordeñar”, bromeó Piva.
“Yo empecé a participar en la campaña, nos vimos en un par de desayunos”, narró ayer.
Liberman recordó aquellas reuniones como encuentros “profesionales” pero muy amenos, en los cuales Laura Chinchilla le causó muy buena impresión.
Particularmente, le llamó la atención el sentido del humor de la candidata, lo que alivió la tensión de reuniones que suelen ser muy técnicas.
Pasados los días de planear y de hacer campaña, ahora llegó el momento de ejecutar.
Para hacerlo, la primera misión será –en criterio del economista– organizarse. Y aunque esto suena obvio, es “de lo más importante”, añadió. “Lo primero es ser parte del equipo y ayudar a que lo que se propuso (Chinchilla) se pueda cumplir. El gobierno como tal es muy grande, muy complejo, la Presidenta no pueda estar en todo”, dijo.