Albino Vargas
Asociación de empleados públicos
El Gobierno presentó una serie de cuadros con los que justifica que el aumento salarial del sector público es superior a los ¢5.000. ¿Está de acuerdo?
Bueno, lo que ocurre es que el Gobierno tiene una especie de cruzada en contra de los pluses salariales del sector público.
¿Por qué habla de cruzada?
Es una cruzada desde el punto de vista de que los problemas del déficit fiscal han agobiado a este gobierno, han hecho que sufra un gran desgaste político, han invertido mucho en un tema fijo y ante el estancamiento político que esto les generó, se salen por la tangente, tratando de desviar la atención de su incapacidad y culpar, ante la sociedad (del déficit fiscal), a los empleados públicos.
¿O sea que la culpa del déficit es de los salarios públicos?
Ese es el argumento ideológico del Gobierno y esa es la guerra que nosotros no aceptamos, y esa es nuestra propia cruzada.
Doña Sandra Piszk espera que el tema de los ¢5.000 salga de la mesa de negociación. ¿Será así?
Por supuesto que va a seguir en la tercera reunión, es que es el tema candente todavía.
¿Cuál es la propuesta: que les paguen más o que se los compensen en el segundo semestre?
Bueno, hay una ensaladita ahí... Pero que nosotros nos traguemos los ¢5.000 sin proponer alternativas y sin que el Gobierno ceda en algo es echar a perder cualquier esfuerzo de negociación integral.
¿Y se justifica la negociación pese a las diferencias que hay por pluses salariales entre empleados del Gobierno Central y descentralizadas?
Efectivamente, en este país hay un caos salarial en el sector público, pero nosotros no comulgamos con que el déficit fiscal sea responsabilidad de los empleados públicos y la solución no es bajarles el salario a los que lo tienen más alto para homologarlo a todo mundo. Esa es una tesis muy neoliberal.