Para llegar a esa conclusión, los investigadores analizaron datos de 33.060 corredores y de 15.045 caminadores durante seis años y determinaron que la misma energía empleada para caminar a una intensidad moderada o para correr a una intensidad vigorosa logró similares reducciones en altos niveles de presión sanguínea, colesterol, diabetes y posibles enfermedades coronarias.
Como el nivel de energía utilizado entre ambos grupos de participantes era el mismo, dado que las mediciones no se hicieron por tiempo sino por distancia, los resultados fueron comparables.
Específicamente, los investigadores descubrieron que correr reducía en cerca de 4% la hipertensión y el colesterol alto; caminar los disminuía en cerca de 7% .
Además, correr reducía las enfermedades coronarias en 4,5% y caminar, en 9,3% .
En cuanto a diabetes, la reducción fue de cerca de 12% tanto en corredores como en caminadores .
Se considera una caminata a una intensidad moderada la que se realiza en la zona dos de entrenamiento , que es cuando el ritmo cardiaco se acelera a un nivel en el que la persona es capaz de mantener una conversación relativamente fluida mientras camina pero no de cantar.
“Caminar y correr son una prueba ideal de los beneficios que tiene para la salud ejercitarse porque ambas involucran la misma cantidad de grupos musculares y son en realidad la misma actividad realizada a diferente intensidad”, dijo Paul T. Williams, autor del estudio.