Británico por genes y hasta los huesos (ese porte de lord inglés es irrefutable e inconfundible), Jude Law no ha sido exactamente un boom de seguidillas taquilleras ni tampoco un saco de escándalos.
Aún dosificados, sus éxitos han sido magnánimos (doble nominación al Óscar)' y el escandalote que le costó su relación con la cantante Sienna Miller, también (aquella historia del desliz del astro con la niñera de sus hijos, una veinteañera regordeta y desaliñada, muy alejada del glamour del mundillo del actor).
Pero bueno, por supuesto que los traspiés en su vida personal no pueden encabezar su hoja de vida, mucho menos cuando se está estrenando en la década de los 40 y lo hace con evidente ilusión y desenfreno: “Al cumplir 40 años siento que tengo la oportunidad de hacer mejores papeles y más complejos. Es emocionante, porque entre los 20 y 30 fue cómo caminar por un campo de minas, en el que te cuelgan etiquetas como la nueva sensación del cine o el nuevo rostro de la pantalla, y a mí jamás me ha interesado eso. Por eso, me parece que esta será una década emocionante y espero que vengan esos papeles”, asegura Law a la revista Hola en una entrevista reciente, con motivo de su aclamado papel en la cinta de moda, Ana Karenina .
Antes de entrar en materia –léase, en lo que ha convertido a Law en un astro exquisito, si se quiere, porque no ha masificado su talento y por tanto, tampoco sus apariciones en películas– conviene repasar su hoja de vida. Es tarea rápida porque lo de él es una historia de éxitos y desatinos, como la de la mayoría de los mortales, pero no como la de la mayoría de los actores de fama mundial. A pesar de su etiqueta de sex symbol , Law más bien ha mantenido un perfil bajo y del escándalo ya mencionado Law no ha sido, en absoluto, carne de carroña para la prensa rosa.
De acuerdo con su página oficial en Internet, nació el 29 de diciembre de 1972 en Lewisham, al sur de Londres; fue el segundo hijo de los maestros dramaturgos Maggie y Peter Law. Su hermana mayor se llama Natasha y, al igual que Jude, heredó la veta artística de sus padres y hoy es una connotada ilustradora y artista plástica en Inglaterra.
Low fue educado en escuelas más bien rurales en la aldea de Blackheath, antes de ingresar a la secundaria en Alleyn, en Dulwich.
Su transitar en este mundo parecía estar más que demarcado: él no tuvo en sus principios, como muchos de sus congéneres, que emplearse con un sofocante traje de pollo repartiendo volantes en una cadena de segunda (caso de Brad Pitt) o como recolector en un camión de basura (caso de Tom Cruise), antes de tocar la fama.
Como “niño bien”, a los 15 empezó a actuar con el National Youth Music Theatre en 1987, y tuvo su papel televisivo en 1989. Después de protagonizar películas dirigidas por Andrew Niccol, Clint Eastwood y David Cronenberg, fue nominado para el Premio de la Academia al mejor actor de reparto en 1999 por su actuación en El talentoso Mr. Ripley de Anthony Minghella.
En el 2000, ganó un premio BAFTA como mejor actor de reparto por su trabajo en la película, y en el 2003, fue nominado para el premio de la Academia al mejor actor por su actuación en otra película de Minghella, la extraordinaria Cold Mountain .
Desde el 2006, está en el top ten de las estrellas de cine más rentables de Hollywood. En 2007, fue honrado con la Orden de las Artes y las Letras conferidos por el gobierno francés, fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras, y también integró el jurado de la competición principal en el prestigioso Festival de Cine de Cannes 2011.
De carácter más bien tranquilo y centrado, Law creyó que sentaba cabeza con apenas 25 años, cuando se casó con la actriz Sadie Frost, en 1997. Ella tenía ya un hijo, Finlay, de 7 años, al que Jude asumió como si fuera suyo. En el 1996 nació la primera hija de ambos Iris (hoy de 17 años) luego nació Rudy, en el 2002, que hoy tiene 13 años. Sí, aunque parezca impensable, el atractivo y aún joven galán, tiene dos hijas adolescentes.
Sin embargo, el matrimonio no estuvo para más y, en medio de la locura mediática que provocaba Law conforme avanzaba su carrera, se divorciaron en santa paz.
La tempestad la recogería la bella actriz Sienna Miller, quien acogió a Jude con su pasado lleno de hijos y, tras coincidir con él en la película Alfie , en el 2003, se ennoviaron y se comprometieron. De esta forma, se convirtieron en una de las parejas doradas del celuloide.
Apenas dos años después, ocurrió el escándalo épico de la niñera, pero el tiempo todo lo cura y, en el 2009, la pareja se dio una nueva oportunidad. Habían estado separados cuatro años y, para entonces, Jude se había convertido en padre de una nueva hija, Sofía, fruto de una relación suya con la modelo estadounidense Samantha Burke, en 2008.
Pero Sienna Miller, al parecer, había hacer borrón y cuenta nueva. Sin embargo, en el 2011, apenas dos meses después de haber comprado una mansión de $16 millones y, sin mucho aspaviento, dieron por terminada su relación “en los términos más amigables”.
Desde entonces, y tras asumir públicamente sus mea culpa por haber perdido a Sienna, Law se ha mantenido concentrado en su carrera y en sus hijos. La prensa amarillista se ha quedado de volverse a frotar las manos a costa de él.
Todo pasa'
Mientras Jude Law daba tumbos por sus decisiones precipitadas en su vida personal, su carrera actoral se mantuvo a flote, en la década pasada, por cuenta de su talento y claro, por su atractivo.
Hoy, ilusionado con sus más maduros 40 años, es capaz de hablar más reposadamente de su reputación de mujeriego, algo que, según él, está totalmente alejando de la verdad. “La gente cree que soy así. A veces necesito parar un momento y recordarme a mí mismo que esa persona con la que me representan no soy yo”, expresó el actor británico en una entrevista para la revista ShortList .
Jude Law recordó la frenética vida sentimental que ha llevado durante los últimos años y no dudó en calificarlos como un “horrible período”: “me aburría solemnemente. Era superficial y me enfurecía por nada. Por desgracia, consiguió hacerle sombra a mi interpretación en un momento dado (...) de pronto me vi envuelto por toda esa basura”.
A pesar de todo, Jude Law cree que los últimos dos papeles que ha interpretado en Sherlock Holmes y Anna Karenina están ayudando a cambiar esa imagen que se tenía de él y a que se le vuelva a tomar en serio como actor. “Me he dado cuenta rápidamente de que tienes que mantener la cabeza fría y esperar que tu trabajo tenga éxito. Parece que la técnica me ha funcionado hasta ahora”, concluyó el actor, quien fue “envejecido” para su papel del severo Karenin en atrevida visión cinematográfica de la épica historia de amor de León Tolstoi.
Como ha dicho en varias entrevistas, se ha sentido “fascinado” de que, en esta ocasión, su atractivo físico pasó a segundo plano y así pudo mostrar su intensidad como intérprete.
Y es que, como lo declaró a la revista mexicana Milenium , en una entrevista el mes pasado, Law realmente está enfocado y, aunque hasta donde se sabe no tiene pareja por el momento, está viviendo una vida bastante plena por estos días: “Trato de mantener el caos a raya, de no dejar que mi trabajo y las consecuencias de éste –ya sabes, la celebridad, su exposición constante, todo eso– entre en lo que es mi vida personal. Mi trabajo es muy importante para mí y soy consciente de que requiere muchas atenciones. Así que intento crear un espacio sagrado en el que pueda estar tranquilo, pasar el mayor tiempo posible con mis hijos, que son las personas más importantes para mí en el mundo. Tengo buenas relaciones con las madres de ellos, cordiales y de respeto, eso es posible entre la gente civilizada, y por lo mismo, puedo estar con ellos con regularidad y cumplir como padre del mejor modo posible, sin tener que pensar absolutamente en nada que tenga que ver con el trabajo cuando estoy con ellos. Y lo mismo aplica cuando estoy en un proyecto. Vamos a ver, soy actor y mi trabajo consiste en entregarme 100 % al proyecto en el que estoy: una película, una obra de teatro. Incluso, una entrevista. Es difícil hacer ese sesgo entre ambos mundos. Pero es importante tenerlo, para lograr el mejor desempeño en ambos ámbitos”.