Ya cuando llegan a la arena, sus posibilidades de sobrevivencia son pocas a pesar de que aparentan ser delfines fuertes y sanos.
No presentan golpes, ni cortaduras. “Anatómicamente son animales que están en perfecto estado, no tienen lesiones más que raspones causados por el roce de la arena cuando encallan en la playa”, comentó Gabriela Hernández, veterinaria del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) y Fundación Keto.
Sin embargo, estos delfines presentan problemas neurológicos relacionados con la presencia de la bacteria Brucella ceti que causa una enfermedad conocida como brucelosis.
En el caso de los delfines, la brucelosis ataca el sistema nervioso central y reproductivo. No tiene tratamiento, tampoco cura.
Estos trastornos neurológicos se hacen evidentes cuando el animal se acerca a la costa. De hecho, los investigadores de Fundación Keto han logrado describir el cuadro clínico: problemas de nado y flotabilidad, temblores y convulsiones, así como reincidencia de varamiento tras intentar devolverlo al mar.
En un estudio, publicado en la revista Clinical and Vaccine Immunology (2009), todos los delfines rayados que presentaban patología neurológica, y a los que se le pudo recolectar muestras de sangre, dieron positivos en el ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas indirecto (iELISA), prueba diseñada para diagnosticar brucelosis en delfines.
“La brucelosis en cetáceos ha demostrado ser una causa significativa de encallamiento y potencial causa de zoonosis (contagio de animales a humanos). Por lo tanto, la rápida y correcta identificación de animales infectados se convierte en una práctica relevante para los servicios de vida silvestre, acuarios y pesquerías”, detallaron los científicos en el estudio.
Por esa razón, los biólogos y veterinarios que atienden una situación de varamiento utilizan guantes y mascarillas.
Con esa simple acción se pretende disminuir el riesgo de contagio; ya que en seres humanos, la brucelosis de origen marino puede derivar en lesiones óseas y articulares, así como neurobrucelosis.
Según Hernández, el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) quiere establecer un programa de monitoreo de la enfermedad en delfines a largo plazo.
Eso permitiría establecer líneas de investigación para así contar con información científica que sustente la toma de decisiones de manejo y salud pública.