En el multifacético Buenos Aires, la meca mundial del tango, una muestra especializada en la legendaria banda británica de Los Beatles, con miles de objetos, recrean su vida e historia discográfica, y llenan de nostalgia a sus
El legado musical de los Cuatro Fabulosos de Liverpool está presente en una exhibición diaria, en el interior del Paseo La Plaza, de la capital de Argentina, un complejo cultural cerca del Obelisco, sobre la bulliciosa, céntrica y turística avenida Corrientes.
Hablamos del Museo Beatle, que está dedicado a revivir el frenesí que los célebres Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr aún despiertan en el mundo, desde que se hicieron inmensamente populares y exitosos con su aparición en la década del 60, en el siglo pasado.
Hay otros sitios que mantienen viva la llama Beatle, en Liverpool (Inglaterra) y Hamburgo (Alemania); pero el museo que disfrutan los argentinos y los turistas extranjeros es el primero en su género en América Latina.
La exposición es producto de la “Beatlemanía” del argentino Rodolfo Renato Vázquez Meana, un infatigable y empedernido admirador del grupo, de 54 años, quien es el creador y dueño de la “Rodolfo R. Vázquez’s Beatle Collection” que vigila celosamente.
Su fanatismo empezó cuando tenía 10 años en su natal Buenos Aires y le regalaron el disco
“Los Beatles marcaron mi gusto musical en mi vida y la de varias generaciones. No hay otra banda en el mundo que haya sido tan cotizada, transmita tanta magia y emoción, y conserve una vigencia y permanencia de imagen. No lo digo por fanatismo, sino por los espectáculos que he visto”, recordó Vázquez la semana pasada desde Uruguay.
Opinó que los mejores discos fueron
Sus Beatles favoritos son McCartney, musicalmente, y Lennon, ideológicamente. Del primero, dijo que “es el artista más completo y prolífico de todos los tiempos, una máquina de trabajar y componer, hasta escribe cuentos y pinta”; y del segundo, “destacó por sus ideas de libertad, de un mundo diferente y de un plan para construir la paz”.
Se hizo coleccionista profesional después de la muerte de John Lennon, en 1980. Un año después, en un viaje con su familia a Miami, Estados Unidos, encontró en una subasta un afiche firmado por el cantante en 1972. Si lo compraba debían regresar antes de sus vacaciones, ya que costaba $3.500... Y Rodolfo lo hizo.
Hoy en día reunió 8.700 artículos. La colección privada ingresó dos veces como la mayor del mundo al libro de los récords Guinness, la primera certificada en el 2001 con 5.612 piezas individuales y la segunda con 7.700, al batir su propia marca el mes pasado.
“Tener la colección más grande del mundo es un reconocimiento; pero lo hago por pasión y que la gente se encuentre personalmente con el objeto. Soy un amante del coleccionismo y quiero fomentarlo entre los visitantes”, explicó Vázquez.
El plan de poner en marcha un museo le nació al beatlemaníaco luego de que, el año pasado, se cumplieran cuatro décadas desde la separación del grupo, 70 años desde el nacimiento de John Lennon y 30 desde su asesinato en Nueva York, Estados Unidos.
A más de 11.000 kilómetros de Liverpool, la capital mundial del
“Mi museo es permanente en Buenos Aires y repasa la historia de la banda; pero también viaja al interior de Argentina, para mostrar su legado discográfico”, explicó este antiguo empleado de un estudio de contadores.
Muchos de los objetos fueron comprados por Vázquez en subastas en Estados Unidos y el Reino Unido, mediante ofertas en Internet, el intercambio de piezas con otros coleccionistas, la compra en tiendas Beatles en Liverpool y donaciones de seguidores.
En sus vitrinas y paredes se mezclan autógrafos y fotografías originales, pelucas, botas, miniaturas, porcelanas, partituras, lapiceros, relojes, portadas de los primeros discos y hasta una caja de preservativos
Igualmente, hay una carta de
“Quiero potenciar mi gusto de tener exhibidas las cosas que colecciono y disfrutarlas cada vez que entro al museo. Mantener viva la historia musical para que las nuevas generaciones conozcan esa llama y magia que tienen Los Beatles”, subrayó Rodolfo.
Sobre el valor de lo recopilado, el coleccionista dijo que un buen autógrafo puede cotizarse entre $3.000 y $10.000, en tanto que los discos originales valen $1.000.
De la exposición, Vázquez siente un cariño especial por la pieza más difícil de conseguir: las cajas de chicles con la forma de álbumes en miniatura, que aluden a los 16 discos del grupo.
Pero existen otros objetos históricos. Un ladrillo de The Cavern Club de Liverpool, uno de los 5.000 rescatados de la demolición –en 1983– del local donde el cuarteto actuó cerca de 300 veces; un pedazo del escenario del Star Club de Hamburgo, donde la banda dio sus primeros recitales antes de alcanzar fama mundial; y una baldosa del piso original de la entrada al antiguo orfanato Strawberry Fields, cerca de la casa de infancia de Lennon y que sirvió de inspiración para
También hay entradas de conciertos, cheques firmados por Ringo Starr y George Harrison, muñecos que representan a los músicos, tazas y platos con sus imágenes, réplicas de los trajes que vestían y juegos de mesa como Monopoly. Incluso las copias certificadas de sus respectivos nacimientos en Liverpool.
Sus reliquias más preciadas son personales y los disfruta más en su casa, en Buenos Aires. Allí están el primer disco que le obsequiaron en su niñez, el afiche firmado por Lennon, una camiseta con la rúbrica de la hermana de John, los platos y palillos que en 1997 le obsequió Pete Best, el primer baterista Beatle, antes de ser sustituido por Starr en 1962.
Vázquez confesó que desconoce el valor total de lo que posee y ni siquiera hay compañías interesadas en asegurar el material. No le pasa por la mente vender su inmensa colección, aunque le ofrezcan una millonada, dijo.
Más bien piensa en renovar el contenido de la muestra en enero, con otras piezas que aún no exhibió al público. “Mi museo transmite sorpresa a los más chicos, y emoción y sensaciones a los adultos, pues he visto gente llorando por piezas que vio, las conocía o se llegó a enamorar por una canción que escuchó”.
Rodolfo es propietario, además, del Star Club café y The Cavern Buenos Aires, un bar para
En The Cavern organiza al año –y desde el 2001– la “Semana Beatle”, para que solistas, dúos y bandas de toda América Latina, que emulan a los cuatro músicos, compiten por el premio principal: tocar en la Beatle Week de Liverpool, en el mítico club que hizo famoso a los británicos.
“Nos preparamos para recibir la undécima edición. El ganador viajará a Inglaterra en agosto del 2012”, comentó con orgullo.
A Costa Rica la representará esta semana (del 29 de noviembre al 8 de diciembre) la banda D’Tour, cuyo vocalista es la joven promesa Eduardo Quesada.
Como coleccionista, sueña con estrecharle la mano a McCartney; “conocerlo es lo único que me falta”, admitió. Al menos ya se tomó una foto y conversó brevemente con Ringo Starr, quien el 7 de noviembre anterior visitó el Luna Park de Buenos Aires con su banda musical y su esposa, la
“Fue un encuentro especial en su camerino, por poco tiempo. Justo, esto fue gracias al museo porque Ringo lo conocía por un artículo que había leído en
Rodolfo R. Vázquez también colecciona películas de