“La primera vez que vi Chucky tenía nueve años y me aterró tanto que casi no podía dormir; me asustaba con todo. Pero fue una noche en especial cuando de verdad sentí un gran terror: estaba medio despierta y entraba una pequeña luz por la ventana, que le formó una sombra a una muñeca que tenía. Cuando se reflejó en la pared, juré que era Chucky; me escondí en las cobijas y pasé temblando de miedo todo el resto de la noche. Desde ese día, nunca volví a ver ninguna película de ese muñeco”.
María José Herrera Barquero
“Asustado por ‘hereje’ ”
“El 2 de abril de 1983, que cayó Sábado Santo, estaba solo en mi casa y me puse a ver, como el más valiente, El Exorcista. La cinta llevaba como una hora y media cuando se vino el fuerte terremoto de Golfito, pero por mi mente no pasaba que fuera un terremoto. Para mí, era la más terrible posesión demoniaca que pueda sufrir un hereje por ver películas de terror un Sábado Santo. ¡La carrera fue tal que me detuve como a un kilómetro de mi casa! Fue entonces cuando me di cuenta de qué era lo que realmente había pasado”.
Carlos Esquivel Segura
“Un fantasma en casa”
“La primera vez que mi esposa vio El Exorcista, se quedó hasta tarde frente a la pantalla y yo me fui a acostar. La noche anterior nos habían robado ropa del patio, así que, en la madrugada, yo me levanté de la cama para vigilar por la ventana; pero como hacía frío, se me ocurrió cubrirme todo el cuerpo con unas sábanas blancas. Ella se levantó y se dirigió al baño y, en el mismo momento, yo me fui para la sala; pero ninguno supo donde estaba el otro. En el preciso instante en que ella regresaba, nos topamos en el pasillo. Ella dio un fuerte grito y se desmayó, mientras yo trataba de explicarle que era yo. Todavía hoy, dice que yo la asusté a propósito.”
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