El segundo año del gobierno de Laura Chinchilla se muestra “complicado”, según las proyecciones del XVII Informe Estado de la Nación.
La mandataria inició su segundo ciclo de 12 meses en mayo, con una Asamblea Legislativa entrabada, un sistema judicial saturado y con problemas de gobernabilidad.
En el ámbito internacional, Costa Rica mira con recelo la crisis económica en Estados Unidos y la Unión Europea, dos de sus principales socios comerciales.
Además, se enfrenta con el “deterioro de la situación fiscal, que limita la capacidad del Gobierno para aumentar el gasto público y la inversión social, como la demandan amplios sectores del país”.
Por último, arrastra el conflicto fronterizo con Nicaragua y la disputa por isla Calero, que acapara toda la atención de la política exterior.
El informe agrega que la administración Chinchilla debe dar respuesta a todos estos problemas “en los próximos meses” y anexa dos obligaciones más: frenar el crimen organizado y la inseguridad.
Ante esta lista de deberes, la mandataria dio ayer que dará “respuestas concretas” a los problemas actuales y no “pateará la bola”, como lo hicieron Gobiernos pasados.
“La incertidumbre se ha convertido en la moneda de cambio del escenario internacional, nos está tocando asistir a la mayor época de incertidumbre después de los años de la gran depresión, no es una situación exclusiva de Costa Rica”, manifestó Chinchilla ayer al final del Consejo de Gobierno.