Nueva York. Si usted tomara un curso universitario llamado iPhone básico, es posible que su profesor identificara tres factores que han hecho que los teléfonos de Apple sean un megaéxito.
Primero, el diseño. Una sola compañía, conocida por su obsesión por los detalles, produce tanto los aparatos como los programas informáticos. El resultado es un todo individual, coherentemente diseñado.
Segundo, componentes superiores. Al ser la compañía tecnológica más grande del mundo, Apple puede llevar la batuta con sus proveedores de partes. A menudo, puede incorporar nuevas tecnologías antes de que puedan hacerlo sus rivales.
Tercero, la compatibilidad. La omnipresencia del iPhone ha llevado a un universo de accesorios que se ajustan a él.
Error. Si usted tuviera que hacer una tesina al final de ese curso, podría comenzar con este argumento: que al crear el nuevo iPhone 5, Apple fortaleció sus primeras dos ventajas, pero entregó la tercera en bandeja de plata a sus rivales.
Empecemos con el diseño. El teléfono nuevo, todo negro o todo blanco, es hermoso. Los rumores de que el iPhone 5 tendría una pantalla más grande eran rampantes. ¿Sería enorme, como la de muchos teléfonos Android? Esas pantallas gigantes son losas en el bolsillo, pero son fantásticas para mapas, libros, sitios web, fotos y películas.
Resulta que el estilo actualizado del nuevo iPhone 5 no se parece en nada al tamaño de sus rivales. Mide los mismos 5,8 centímetros de ancho, pero la pantalla es 1,3 centímetros más alta. Es un cambio agradable, pero no crucial. Se gana una fila extra de íconos en la página de inicio, más mensajes en las listas de correo, teclas más anchas en el teclado en el modo horizontal y una mejor perspectiva para todas las demás aplicaciones integradas.
Se podrán escribir las aplicaciones que no son de Apple para explotar la pantalla más grande. Hasta entonces, están al centro de la pantalla más grande, flanqueadas por delgadas barras negras imperceptibles.
Con 0,76 centímetros, el teléfono es, sorprendentemente, más delgado que antes. También es más ligero (poco menos de 113 gramos) y desaparece en el bolsillo. Este iPhone es tan ligero, alto y plano que va camino a ser un separador de libros.
Segunda ventaja: los componentes. Esta vez, no hay ninguna característica de avanzada, pero se actualizó casi cada característica, centrándose en lo que cuenta: pantalla, sonido, cámara, velocidad.
El teléfono funciona más rápido. Pocas personas se quejaron de la anterior velocidad del aparato, pero ahora está volando.
Su pantalla tiene mejor reproducción del color. Ahora, la cámara frontal captura video de alta definición (720p). La batería ofrece el mismo tiempo de conversación que antes (ocho horas), pero agrega dos más para buscar en Internet (ocho horas).
La cámara está entre las mejores que se hayan integrado a un teléfono. Sus tomas con poca luz hacen a un lado a las del iPhone 4S. Se mejoraron en 40% los tiempos entre tomas. Y se pueden tomar fotos fijas aunque se grabe video.
Problemita. Todo bien, hasta ahora. Sin embargo, toca el tercer punto, el de la compatibilidad universal. Hoy, ese conector de una década de antiguedad para iPhone, iPad o iPod está en todas partes: automóviles, relojes, bocinas, bases y hasta aparatos médicos. Sin embargo, el nuevo iPhone no entra en ninguno de ellos.
Apple llama al remplazo el conector Lightning. Es mucho más robusto que el enchufe anterior y mucho más pequeño, 0,79 cm de ancho, en lugar de 2,1 cm. Se puede meter de cualquier forma, no tiene un solo lado. Entra satisfactoriamente con un clic y se puede quitar con facilidad.
Bueno, grandioso. Sin embargo, no entra en ninguno de los accesorios existentes, bases o cargadores. Apple vende un adaptador en $30 (o $40 con un cable “cola” de 20 cm). Si usted tiene unos cuantos accesorios, podría pagar fácilmente $150 por los adaptadores. Eso no solo es una bofetada en la cara para los clientes leales, es toda una burla.
Aun con el adaptador, no todos los accesorios funcionan con el Lightning, y no están disponibles todas las características del antiguo conector. Por ejemplo, no se puede enviar un video de iPhone al cable de un televisor.
Apple dice que era inevitable el cambio, que ese antiguo conector, después de 10 años, necesitaba desesperadamente una actualización. Quizá, pero Apple acaba de regalar una de sus más grandiosas ventajas competitivas.
El nuevo teléfono tiene sistema operativo, llamado iOS 6, repleto de mejoras grandes y pequeñas, y su descarga gratuita corre en los iPhone 3GS, iPhone 4 o iPhone 4S.
Los principales atractivos del iOS 6 son una nueva aplicación de mapas y GPS (Apple abandonó Google Maps); nuevos talentos para Siri, la asistente que se activa con la voz (ahora ella responde preguntas sobre películas actuales, deportes y restaurantes); y responde llamadas con frases comunes con un solo toque (como: “Voy manejando; te llamo después”).
Fotos. El iPhone 5 tiene un nuevo modo panorámico para la cámara. Mientras se hace girar el teléfono alrededor de uno, se unen muchas tomas en una sola fotografía perfecta, de ángulo ultra amplio y 28 megapixeles. A diferencia de otras aplicaciones y teléfonos con modo panorámico, este es totalmente automático y ofrece una vista previa del panorama que se materializa conforme se va tomando.
Lo único muy malo es ese cambio de conector. ¿Acaso a Apple no le preocupa perder la lealtad de sus clientes y las ventas?
En realidad, Apple cuenta con un largo historial eliminando, en formas inconvenientes y costosas, las tecnologías que le habían llegado a encantar a la gente. De alguna forma, la vida continúa y Apple crece y crece.
Así es que, si usted quería terminar su tesina proyectando el impacto del nuevo conector en la popularidad de los iPhone, sería listo si escribiera: “muy poco”.