Cancún, México Un histórico cierre se vivió este viernes y parte del sábado en Cancún, donde 194 Estados Parte de la Convención sobre Cambio Climático se reunieron para tratar de responder a este fenómeno que afecta a la humanidad, en la conferencia llamada COP 16.
Hasta el viernes por la tarde, la esperanza de llegar a grandes acuerdos era nula en los pasillos y algunos auguraban apenas una declaración política.
Sin embargo, todo fue cambiando tras la presentación, a las 3 p. m., de un documento redactado por los anfitriones (los funcionarios mexicanos), quienes unieron distintas posiciones de varios países.
Cuando el texto fue a discusión a la sala plenaria, todos los países aceptaron que el trabajo hecho por México había sido transparente y que devolvía la fe en los procesos multilaterales. La presidenta de la COP 16, Patricia Espinosa, se ganó varias ovaciones de pie de la Asamblea por dirigir ese trabajo, algo inusual en este tipo de actividades.
En un principio, solamente Bolivia y Arabia expresaron su rechazo directo al texto por considerarlo insuficiente. Por su parte, Venezuela y Cuba apoyaron la solicitud de Bolivia de seguir negociando el documento hasta lograr un acuerdo satisfactorio para ellos.
Los otros países, incluida Costa Rica, fueron expresando que no era un texto perfecto, pero sí un documento más ambicioso que lo que se había pensado en un inicio aprobar en la COP 16, y por eso pedían darlo por adoptado.
Aplausos se escucharon en la sala plenaria cuando Estados Unidos y China aceptaron el texto. Lo mismo hicieron potencias de gran peso en esta conferencia como Brasil, India y Australia.
Tras varias horas de negociaciones en los grupos de trabajo, se regresó de madrugada a la sala plenaria. Para entonces, Bolivia era el único país que expresaba su rechazo al documento.
Ante esta situación, Espinosa tomó la palabra y dijo: “La regla del consenso no significa la unanimidad, ni mucho menos significa la decisión de que una delegación quiera imponer el veto sobre la voluntad de otras delegaciones”. Tras su declaración se dio por aprobado el texto y el júbilo fue general en las 193 delegaciones restantes.
En resumen, el texto aprobado en la COP 16 no considera la continuación del Protocolo de Kioto para la reducción de gases, pero sí indica que será en la COP 17, el próximo año en Sudáfrica, donde se deba llegar a un acuerdo legal en esta materia. Además, las consultas internacionales para controlar cómo cada país reduce las emisiones fueron enunciadas de tal manera que satisfacen tanto a Estados Unidos como China, que tenían recelo por cuestiones de soberanía.
También se dejó claro que los esfuerzos realizados hasta ahora para luchar contra el cambio climático han sido insuficientes.
Mientras tanto, el Fondo Verde promete $100.000 millones anuales a partir del 2020 para que los países subdesarrollados se adapten al cambio climático.