20/09/11 Galeria Valenti Costa Rica Country club San Rafael Escazu, exposicion "Reminiscencias" del pintor Eduardo Mata en la foto la obra titulada "Autorretrato"
Un fondo blanquísimo apresa la figura de un hombre y la engulle dejando solo algunas partes, sobre un par de lienzos casi minimalistas. Por un lado, la fuerte mandíbula presta a la mordedura, detenida por la fuerza de una mano; por el otro, los pies serenos, plantados sobre la base alba.
El díptico
El Country Art Café hospeda las obras de Mata: estudios del cuerpo humano basados en la cotidianeidad, en el flujo del tiempo y la transitoriedad de los pensamientos. Mata tiene 26 años, y sus pinturas hablan de la lucha y la ruptura entre el cuerpo y la mente.
Eduardo cataloga su obra como un encuentro entre técnicas: “Se puede notar que es un juego entre lo acabado y lo inacabado, entre la abstracción y lo figurativo. Es una mezcla entre el dibujo realista y el expresionismo”, afirma.
La exhibición consta de cinco series:
“Cuando vi el primer dibujo de Eduardo, me dije: ‘Aquí hay fibra de artista’. Este muchacho tiene un norte y sabe lo que quiere. Su trazo es seguro y eso fue lo que me atrapó”, opina Marta Antillón, curadora de la Galería Valanti, casa que alojó las creaciones de Mata hace varios meses.
La serie
Eduardo explica: “A través del material quise representar el concepto de la nada que plantea el autor pues pretendo que mi trabajo no diga nada, que carezca tanto de tema como de autor. Así, la esencia de la pintura es la pintura misma. Mi concepto surge, además, de Roland Barthes y su ensayo
Famosos pintores marcan el curso de los trazos de Mata cual reloj suizo. Su exposición se alinea calibradamente con los ofrecimientos de Francis Bacon, Lucian Freud y Salvador Dalí.
“Rescato algo de cada uno; el replanteamiento, la soltura y la fuerza de Bacon; la técnica del color y el empaste en la figura humana de Freud, y la impensable creatividad de las imágenes de Dalí”, explica Eduardo.
Añade que estos tres artistas plásticos coinciden en la adaptación de su entorno sociocultural y en la elaboración de una obra que expresa lo que se vive a su alrededor. “Pretendo lo mismo. Mi arte es de una profunda reflexión autodescriptiva”, dice.
Precisamente eso sugiere la serie
Efímeros trazos que dejan inconclusa la figura humana son característicos de estas obras. La figuración se desvanece llevándose algunas partes del cuerpo consigo y dejando la incertidumbre de saber qué existió allí.
“Me gustaría que mis cuadros se vieran como si un ser humano hubiese pasado por ellos, intentando dejar un rastro de su presencia”, reflexiona el pintor, quien hace dos años se graduó de la Escuela de Bellas Artes de la UCR, en la especialidad de pintura, y actualmente estudia Historia del Arte.
“No creo que el arte deba ser solo una decoración pues se pierde el sentido de lo que se desea transmitir”, considera Eduardo.
La masculinidad es un tema central en sus obras pues, para él, “es una representación en sí misma”. Todas las obras presentan figuras completas o partes del cuerpo masculino.
“La figura masculina es una sensación inmediata a mí y a lo que soy”, confiesa el artista. Precisamente, el inacabado de los cuadros es un hilo conductor y representa la ausencia de sí mismo.
En la muestra se incluyen dos autorretratos: su rostro se fragmenta y se intercala con elementos geométricos.
El color es muy importante en sus obras. Se basa en el libro
La serie
Las series son pretextos pues el conjunto de la muestra tiene unidad compositiva, y esta se da a través del espacio vacío, del blanco y el negro, de lo lineal y lo pictórico, del todo y la nada, y de la figura humana como tema central.
Eduardo tocó puertas en cada galería hasta topar con Marta Antillón. “Lo que me gustó es que nunca he visto algo parecido en otro artista: su precisión; además, el tema que trata es complicadísimo. A mí me gusta la excelencia en todo, y él la ofrece”, detalla la curadora.
A la fecha, Eduardo Mata ha elaborado cerca de 300 creaciones plásticas: pinturas, dibujos, grabados y elementos cerámicos. Además, este año realizó la escenografía para la obra de teatro
El pincel de este joven promete seguir su movimiento al compás del lienzo, y su profunda reflexión seguirá manifestándose a través de cada uno de sus cuadros. La travesía apenas comienza para él.