Si todavía existe alguien que ponga en duda el poder de la televisión, debería leer yreleer la entrevista que Any Pérez le hiciera hace ocho días a Bryan Ganoza en la
Sus respuestas son una clara y soberbia radiografía del culto a la celebridad creado y alimentado por la continua exposición de la imagen televisiva, en tiempos en donde ser reconocido por los demás constituye un valor supremo.
Ganoza, como sus compañeros y compañeras del programa de concursos
“El gran temor contemporáneo es el anonimato”, nos dice el ganador del premio Pulitzer, Chris Hedges, a quien suelo citar por la importancia de su obra,
No importa si lo que uno hace en pantalla carece de importancia. No importa si alguien dice que Kriptón es el octavo planeta del sistema solar o que Costa Rica sufrió alguna vez un ataque nuclear.
Ser visible y reconocido es lo que cuenta y la televisión sigue siendo el mejor instrumento para concretar estas ansias.
La exposición mediática se convierte en éxito si además viene acompañada de los logros más importantes a los que se puede aspirar en la cultura de la celebridad: dinero, fama y numerosas conquistas sexuales.
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“Medimos nuestras vidas por aquellos a quienes admiramos en la pantalla. Emulamos su apariencia y comportamiento”, escribe Hedges y aquí encontramos otra coincidencia.
Ganoza cuenta que desde niño quiso trabajar en la televisión. En sus recuerdos de infancia están sus familiares cercanos viendo las telenovelas de moda y él diciéndose a sí mismo: “Mami, quiero salir en una novela, quiero ser actor”.
Bryan supo luego que para alcanzar ese sueño no había necesidad de estudiar. A él le habría gustado prepararse académicamente. Lo considera como algo “esencial”, pero la sociedad en la que vive le enseñó que para construir su futuro el camino era otro.
Para qué quemarse las pestañas porque con suerte y si se consigue un puesto en un
Más bien fue en el gimnasio en donde pudo forjarse aquella añorada apariencia gestada en la imaginación a partir de su profesa admiración por Batman, Supermán, Thor, Dragon Ball y los Caballeros del Zodíaco.
Por eso lo mejor que puede pasarle a Bryan es seguir en la televisión. Si ya hasta lo contactaron para meterse de lleno en la política. Lo necesitan para atraer votos y de paso para ver si su imagen lozana y vigorosa contagia por asociación a la de su admirado candidato.
La gran oportunidad de Ganoza, y la de toda una generación que comparte sus mismos valores, obstáculos y aspiraciones, parece estar lejos de las aulas y seríamos injustos si le achacamos la culpa.
Él solo quería parecerse a sus héroes de la tele. Él solo quería tener músculos y cuadritos como los de Supermán. ¿Cuál hombre no quiere tener músculos y cuadritos? Él solo añoraba ser visible, reconocido, admirado por muchos'
Y ahora que lo logró, que es ejemplo y modelo a seguir para miles de niños y jóvenes de este país, a lo mejor y hasta llega a ser diputado. Quien quita un quite...