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Al Vuelo

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Al excluir a la ciudadanía de la celebración del 11 de abril por medio de barricadas y un fuerte dispositivo de seguridad, la administración de la presidenta Chinchilla revela una vez más su cara autoritaria. En foros internacionales, se viste con el traje del respeto a los derechos humanos y la defensa de la libertad de expresión. En su propio país margina a un sector de la población para que no se escuchen sus críticas. La presidenta usa además una retórica maniquea con la que pretende desacreditar la protesta social: por un lado estaría la “gente buena”, con “buenas intenciones”; por el otro, quienes se manifiestan. “ No es la primera vez que voy a un acto público en que yo participe y lleguen estos grupos ”, dijo Chinchilla en alusión a manifestantes contra la concesión. No es la primera vez, ni será la última, porque vivimos en una democracia.








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