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Virtudes privadas, vicios públicos

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En economía, como en otras materias, suele ocurrir que ciertas conductas que podrían considerarse virtudes privadas resultan lesivas si todos las adoptan. Quien desde una concurrida acera observa un desfile, gana si se pone de puntillas; pero si todos lo hacen a la vez terminan sin ventaja y “arratonados”. Igualmente, el ahorro privado es recomendable (“A penny saved is a penny earned”–un centavo ahorrado es un centavo ganado– decía Benjamín Franklin). Pero, si todo mundo se abstiene de gastar, la economía entra en recesión.








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