Cartago. En una emotiva y multitudinaria celebración, La Negrita dejó ayer temporalmente la basílica de los Ángeles para radicar en la catedral de Santiago Apóstol de Cartago.
La tradicional pasada estuvo marcada por flores multicolores y un desfile de boyeros.
A las 11:20 a. m., la Patrona de los costarricenses inició su recorrido, escoltada por cientos de feligreses y oficiales de la Fuerza Pública. Entre los dos templos hay apenas un kilómetro de distancia, pero fue hasta la 1 p. m. cuando la imagen de la Virgen fue colocada en el altar mayor.
La tradición de la pasada se inició en 1782 y se originó en un castigo impuesto por el obispo de Nicaragua y Costa Rica, Esteban Lorenzo de Tristán.
El religioso reaccionó así al observar que en las afueras de la casa de la Virgen se desarrollaban actividades que, consideró, atentaban contra la moral. Ordenó llevar la imagen a la ermita, donde ahora se ubican las ruinas, hasta que terminaran esas prácticas.
El traslado ayer de La Negrita se hizo sin que la Iglesia tomara precauciones especiales, pese a que un estudio realizado por la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica reveló que la piedra donde está la imagen tiene dos fisuras y que podría resquebrajarse más.
José Francisco Ulloa, obispo de Cartago, dijo que tales fisuras son superficiales y que no había un verdadero peligro para la imagen, cuyo hallazgo se atribuye a una mujer indígena –Juana Pereira– hace 375 años.
“Las medidas fueron normales, nada especial”, dijo Ulloa.