Placas de pacientes con enfermedades que se pueden derivar del uso del tabaco. Fotografas tomadas el 26 de mayo del 2011 en el Hospital Mxico. CASO: Cncer y efizema pulmonar. Fotos: Mayela Lpez (Mayela_Lopez)
Ala edad de 16 años, Danilo Castro Quirós le pidió un cigarro a su tía para prender una bombeta y, por curiosidad, le pegó un “jalón”. Casi 40 años después, el fumado le hizo perder el 80% de la lengua, todos los dientes y la mayor parte de la mandíbula inferior, en una cirugía para salvarlo de un cáncer que se le desarrolló en la lengua y el piso de la boca.
La intervención quirúrgica impidió que su caso engrosara la cifra de 2.017 muertes anuales relacionadas con el tabaco en el país, aunque ahora forma parte de los miles de costarricenses que pagan su factura por el tiempo que fueron fumadores.
Cada año se diagnostican cientos de casos de dolencias y problemas de salud relacionados con el tabaco, y muchos trascienden el aparato respiratorio.
“Estamos acostumbrados a hablar básicamente de cáncer de pulmón, pero en otro montón de lugares del cuerpo el tabaco produce daños muy importantes”, explica el doctor Roberto Castro, jefe de la Unidad de Análisis Permanente de Situación de la Salud del Ministerio de Salud.
Así como Danilo llegó a consulta médica con un simple ardor en la boca, una gran cantidad de pacientes con algún malestar acuden a los hospitales nacionales y escuchan la misma sentencia: “a usted lo está matando el cigarro”. Poco después, muchos reciben la fatídica noticia de que han desarrollado cáncer.
Durante el año 2010, 47 personas murieron en Costa Rica por tumores cancerígenos en la cavidad oral, labios y faringe, mientras otros cientos se encuentran en prolongados tratamientos para combatir la enfermedad.
“Los pacientes fumadores tienen una alta incidencia en esta zona (cavidad oral), lo que implica costosas cirugías que inclusive podrían ser deformantes”, sostiene el doctor Luis Ugalde, director de Clínica del Servicio de Neumología del Hospital México.
Tras las dos operaciones que recibió en el 2010, Danilo Castro tuvo un cambio físico radical. De ser un hombre fornido, de 62 kilos y frecuente donador de sangre, llegó a pesar 34 kilos y en dos ocasiones debió ser internado por desnutrición, pues la operación le impedía alimentarse por la boca y tenía problemas con la sonda que le colocaron para ayudarlo a nutrirse.
Con un trozo de piel de su pierna, los cirujanos le completaron el piso de la boca, y con músculo del pecho le regeneraron el tejido en la barbilla. Todavía hoy tiene problemas para pronunciar con claridad y, cuando se alimenta, debe hacerlo acostado.
“Al inicio, mi autoestima estaba muy baja, pero con la ayuda de Dios, ahora sé que estar vivo es tener otra oportunidad. Yo salgo, visito a mis amigos y hago de todo. Eso sí, a veces me pierdo una comida por andar en la calle y me mareo un poco”, cuenta Danilo, quien actualmente recibe una pensión por invalidez.
La relación entre el fumado y este tipo de cáncer es muy estrecha. El Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) determinó que 67% de los casos de muerte por tumor en cavidad oral, laringe y faringe son atribuibles al tabaco.
Entre los años 2000 y 2010, el fumado cobró 23.177 vidas, según cifras del IAFA. Esto corresponde al 12,71% del total de muertes por enfermedades en el país durante ese lapso.
El tabaquismo también incide en decenas de enfermedades, jugando el rol de copartícipe, vinculándose con otros factores.
Un fumador puede padecer de enfermedades cardiovasculares como la ateroesclerosis, que provoca la paulatina obstrucción de las arterias. El colesterol, la diabetes, la hipertensión y el sedentarismo son elementos que, conjugados con el tabaquismo, multiplican la posibilidad de morir.
“¿Cuál es el resultado de una ateroesclerosis? Si se termina cerrando la arteria, provoca un daño. Si está en el corazón, se traduce en infarto; si está en el cerebro, causa un derrame; si se ubica en las extremidades, una gangrena”, precisa el doctor Ugalde.
Pero a menudo el tabaco también tiene el papel protagónico, como en el caso de Luis Suárez. Tras retirarse del equipo nacional de polo acuático de su natal Cuba, a los 30 años, comenzó a fumar hasta dos cajetillas diarias.
Veinte años después, sufrió un ataque cardíaco, al que sobrevivió de milagro. Una revisión minuciosa encontró que tenía una arteria obstruida en un 75% y otra en un 30%, por lo que necesitó un
Suárez no presenta ninguna de las otras condiciones que potencian las fallas del corazón; incluso, se desempeñaba como profesor de educación física. Aun así, unos meses después estuvo al borde de un nuevo ataque cardíaco con, relativamente, pocos años de fumar y sin presentar otros factores de riesgo .
“Antes del infarto, yo estaba en clases y, en los recesos de diez minutos, salía corriendo a fumarme un par de cigarros y después me lavaba la boca para que los muchachos no lo notaran. El tabaquismo es lo más malo que le puede pasar un ser humano. Cuando uno deja el cigarro, se empieza a recuperar”, confiesa el cubano de 53 años.
Aparte de los males cardíacos, decenas de enfermedades son potenciadas con esta práctica. De acuerdo con el IAFA, 81% de los tumores malignos de laringe son atribuibles al consumo de tabaco. Este tipo de cáncer cobró la vida de 40 personas en el 2010, según el Ministerio de Salud.
“Aunque el tabaco tiene una relación directa con ciertos tipos de cáncer, se cree que puede ser copartícipe en otros como cáncer de vejiga, de colon y de esófago”, agrega Ugalde.
Investigaciones e informes de organizaciones de lucha contra el tabaco reportan que también existe una relación con el cáncer de cuello del útero, estómago, de uretra, riñones y con la leucemia mieloide. Asimismo, agrava el cáncer de mama.
Suárez también vivió otro aspecto negativo del fumado: la impotencia sexual. “La nicotina hace que el hombre padezca de impotencia, uno pierde el apetito. Como hay problemas en el sistema circulatorio, no ocurre ese intercambio de sangre” explica.
Lo que los dos entrevistados comparten con miles de personas más es la sorpresa al momento del diagnóstico, cuando se les informa que su enfermedad está vinculada con el cigarrillo. Suárez recuerda que, durante mucho tiempo, su hija le pedía que dejara de fumar, “pero uno es necio con los vicios”.
“Si usted sabe que lo están esperando en la esquina para matarlo, ¿sigue usted por ese camino? El cigarro es una persona que está esperando en la esquina para matarte. O lo mata de infarto, o lo mata de enfisema, o lo mata de cáncer. Pero lo va a matar”, asegura el doctor Roberto Castro, quien también coordina la Red Nacional Antitabaco (Renata).
Después de 33 sesiones de radioterapia, cuatro de quimioterapia y varios meses alimentándose por sonda, Danilo Castro todavía tiene humor para reírse de sí mismo e ironizar con el tema. “A mí me lo dijeron mucho, y yo decía: ‘a mí no me va a pasar, a usted tal vez sí, pero a mí no’. Y mire, me castigó la lengua”.