En Vela

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Otra vez caímos en la maraña de la confusión. La visita del presidente Obama nos deparó dos días de transparencia. Gobierno y pueblo se lucieron con un comportamiento ejemplar y con discursos y declaraciones oficiales que fueron un dechado de decoro y respetabilidad. Hago hincapié en este pasaje de la vida nacional porque, en verdad, habida cuenta de ciertas conductas anteriores, todos temíamos lo peor. Pero, no fue así. Nos lucimos. La prensa internacional recogió esa actuación. Apenas, sin embargo, partieron los visitantes, volvimos a las andadas o a las ticadas, que tanto daño nos causan. Pasaron unas horas y nos cayó la maldición de la avioneta de un narcotraficante, que removió al país y traspasó las fronteras. Desde ese día, le he dado pensamiento a este nuevo capítulo de la historia patria y, a fe mía, que no entiendo nada. ¿Por qué ocurrió? ¿Quiénes fueron los responsables? ¿En qué consiste nuestro sistema de seguridad? ¿Por qué se repitió el uso de esa avioneta si ya la DIS había alertado a la Fiscalía General, dos años antes, sobre la presencia del empresario colombiano? ¿Por qué nadie sabía nada? ¿Por qué tantas contradicciones?








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