Las panaderías tradicionales acuden a la calidad, a mantener productos de antaño y a la fidelidad de los clientes para sobrevivir ante la creciente competencia.
En esas condiciones, uno de sus principales obstáculos son los precios, pues sus costos de producción son altos frente a los competidores, dijeron algunas de estas empresas consultadas.
La diferencia está en la forma artesanal de hacer los productos que mantienen estas pequeñas industrias tradicionales. Por ejemplo, la pasta se hace completamente, agregando uno a uno todos los ingredientes, mientras que en los nuevos negocios se utilizan muchas premezclas.
Sin embargo, de esa preparación artesanal sale la fortaleza que las mantiene a flote, coincidieron por separado Ana Aguilar de Matamoros, de la panadería Araya, en Cartago; Elizabeth Salas, de Trigo Miel, en Alajuela y Lilliana Arroyade, de pastelería y cafetería Tuttybom, en Heredia.
Lustrados, encanelados, rosquetes, bizcotelas, bizcochos, acemitas, cuñas, gatos y quesadillas se cuentan entre las presentaciones de productos de antaño que ofrecen las panaderías.
La Araya de Cartago tiene más de 100 años en el mercado. Ha pasado por tres generaciones y se mantiene vigente sobre la base de sus productos tradicionales. Muchos josefinos llegan los fines de semana a llevar productos de la Araya, afirmó Aguilar.
Salas, en tanto, explicó que Trigo Miel acudió a ingredientes totalmente naturales en sus propias mezclas, pues la gente anda en busca de calidad y hay que ofrecerla.
Gisela Sánchez, directora de Relaciones Corporativas de Florida Ice and Farm, propietaria de Musmanni, dijo que tanto las cadenas de conveniencia como las panaderías tradicionales forman parte de la amplia competencia.
Consideró que el precio es una de las variables importantes en la toma de decisión del consumidor, más no la única puesto que cercanía geográfica, calidad y servicio también se toman en cuenta.
Musmanni cubre el segmento de clase media amplio de nuestro país, primordialmente, agregó la funcionaria.