“La nueva aerolínea contará con el tamaño, amplitud y capacidad para competir de una forma más eficiente y rentable en el mercado global”, dijo al realizar este esperado anuncio Doug Parker, presidente y consejero delegado de US Airways, cuarto puesto del mercado aéreo estadounidense.
La empresa combinada contará con una facturación de cerca de $40.000 millones anuales, unos 94.000 empleados, 950 aviones, 6.700 vuelos diarios a 336 destinos en 56 países y un tráfico aéreo superior al de la hasta ahora mayor aerolínea del mundo, la también estadounidense United Continental.
La nueva empresa mantendrá su sede en Fort Worth, en el estado de Texas, así como el nombre de American Airlines, que en los últimos meses ha puesto en marcha un “lavado de cara” de su marca.
El muy anticipado acuerdo tendrá que recibir el visto bueno del juez del tribunal de bancarrota neoyorquino que ha estado supervisando la suspensión de pagos de American Airlines y de las autoridades reguladoras de EE. UU.
Las aerolíneas prevén completar su fusión para el tercer trimestre de este año y que implique una reducción de costes anual de $1.000 millones a partir del 2015 gracias a las sinergias.
La nueva compañía aérea contará con un total de ocho aeropuertos centrales, será líder en la costa este y el área central de EE. UU., reforzará la posición de líder de American Airlines en conexiones internacionales a Latinoamérica y el Caribe y ofrecerá más de una veintena de destinos a Europa y Oriente Medio.
Además, la nueva compañía de American Airlines permanecerá en la alianza de líneas aéreas comerciales Oneworld, a la que también pertenecen otras grandes aerolíneas como Iberia y British Airways, Air Berlin, Japan Airlines o LAN de Chile.