Una gran sonrisa en el rostro y los dedos teñidos de pintura acrílica y silicona son parte de los detalles que definen a German Castillo, un educador pensionado que en su pequeño bazar, ubicado en Guadalupe, se dedica a la confección de faroles, desde hace 10 años.
Precisamente, en el mes de setiembre, Castillo tiene mucho trabajo. Él dedica sus días a cumplir con los múltiples encargos que la gente le solicita. No obstante, no se trata de un creador de faroles comunes, sino de un creador de piezas que emanan un valor cívico en sus clientes, a través de la representación a escala de la casa típica, la Guaria Morada o de, simplemente, una antorcha iluminada.
La imaginación de este educador le suma un catálogo de diseños muy variados, entre los que destacan iglesias antiguas, quioscos, parques culturales (como el Morazán), centros históricos, carretas típicas, trenes e, incluso, el Museo de los Niños. Él realiza sus creaciones con el fin de que las personas se inspiren y aprendan de las tradiciones y símbolos de las fiestas patrias.
Nuestro país posee una riqueza de expresiones culturales y valores cívicos que se deben rescatar, para que permanezcan y los conozcan las futuras generaciones. Por eso, yo deseo incentivar la creatividad durante esta fiesta cívica”, recalcó.
El afán por incrementar la sed por la cultura costarricense ha motivado a este diseñador a buscar un patrocinador para desarrollar un proyecto denominado: Talleres para el aprendizaje de la construcción de faroles típicos y estructuras nacionales, con miras al rescate de nuestras tradiciones y valores patrios. El fin, según sus palabras, es lograr una identidad nacional ligada al acervo cultural de nuestro país.
Castillo aún espera el apoyo de la empresa privada o del Ministerio de Educación Pública. Él busca beneficiar con este proyecto a niños y jóvenes de escuelas y colegios del país, para que de esta manera no se pierdan los valores que se han pasado de generación en generación y que definen al pueblo costarricense.