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Tiempo para los hijos

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Antes de hablar del tiempo, primero cuatro palabras sobre las relaciones padres-hijos. Ante todo, darles razones, convencerlos, no vencerlos, y disimular sus mentiras; ya sabremos después por ellos mismos la verdad. Si ganamos su confianza, poco a poco se van creando relaciones de apertura o aceptantes y de amistad, sobre todo si se tiene en cuenta la regla de oro de las relaciones humanas: decir y hacer las cosas con cariño. – Sí; muy bien –dice un padre–, pero no tengo tiempo, no coincidimos; los horarios son diferentes. Y se olvida una razón fundamental e ineludible: los hijos son el negocio más importante de nuestra vida. Más importantes que la profesión, el trabajo, los negocios, la diversión, o la política. Son personas, no cosas o seres no deseados, como pregonan algunos demógrafos a sueldo.








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