Rocas y fósiles encontrados en la península de Santa Elena, en Guanacaste, sugieren que los dinosaurios caminaron por estas tierras hace millones de años.
Así lo cree Esteban Gazel, geólogo reconocido con el Premio Nacional de Ciencia en el 2009 e investigador del Instituto de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia.
Gazel obtuvo $300.000 (unos ¢153 millones) de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos para financiar su investigación durante los próximos tres años.
El estudio que lidera el geólogo cuenta con la colaboración de Percy Denyer, de la Escuela de Geología de la Universidad de Costa Rica (UCR), y Jonathan Snow, de la Universidad de Houston, en Texas.
“La hipótesis es que Santa Elena, hace unos 100 millones de años, pertenecía a una serie de arcos volcánicos”, comentó Gazel.
Esos arcos, una serie de cumbres que emergieron del mar, sirvieron de puente para que los dinosaurios cruzaran de norte a sur el continente y viceversa.
“Eso ocurrió en la época en que se levantó el segmento que tenemos hoy preservado en la península de Santa Elena”, agregó el geólogo.
Con uso de un bote, los investigadores bordearon la costa y nadaron hasta donde están los afloramientos rocosos.
Allí tomaron muestras tanto de rocas volcánicas como de fósiles, las cuales se someterán a análisis de composición química y datación para conocer su edad.
Esos análisis permitirán entender los procesos geológicos que llevaron a originar ese “puente” por donde cruzaban los dinosaurios.
Gracias a esa subducción, se formaron una serie de arcos volcánicos. Debido al movimiento de las placas, esos arcos fueron distanciándose entre sí.
“Unos segmentos quedaron en Centroamérica y otros están en el Caribe, en Cuba, Haití y República Dominicana, como si fueran piezas de un rompecabezas”, dijo Gazel.
Gracias a las investigaciones realizadas hasta ahora, se sabe que durante el período cretácico, que va desde hace 145 millones de años hasta hace 66 millones de años, la península de Santa Elena estaba cubierta de arrecifes.
Eso se conoce porque en las muestras de rocas se encontraron fósiles de rudistas, un tipo de molusco bivalvo extinto, el cual se caracterizaba por tener dos conchas asimétricas. Al igual que los corales, estos moluscos necesitaban aguas limpias, temperatura constante y, como convivían con ciertas algas, no podían vivir a profundidades mayores a los 100 metros.
“Los rudistas eran los encargados de formar arrecifes. Tenían las mismas funciones de los corales de hoy, eran la base del ecosistema marino del Cretácico”, dijo Gazel.
“Ya en Santa Elena, y otros lugares que estamos estudiando, se empezaban a ver depósitos continentales, lo que indica que había islas que se estaban erosionando”, agregó el geólogo.
Igualmente, durante los procesos de evolución tectónica, quedó expuesto un segmento del manto (capa de la Tierra entre la corteza y el núcleo) que hoy está bajo los arrecifes de Santa Elena.
En este segmento, los investigadores encontraron rocas y conductos volcánicos ya petrificados. Gazel dijo que estos conductos también podrían ayudar a entender qué pasa bajo los volcanes ticos.