Fundado en 1522, el templo colonial de San Blas, situado en el corazón de Nicoya, es la principal atracción del cantón.
En eso coinciden los nicoyanos, a quienes cuando se les pregunta por atracciones de su pueblo refieren a la iglesia colonial. Por ser Nicoya un sitio de paso, son pocas las actividades turísticas que se desarrollan allí.
Pero, ¿qué encierra dentro de sus paredes este lugar que lo vuelve tan atractivo ante baqueanos y turistas?
El de Nicoya es un templo que data de 1644, y declarado patrimonio histórico y arquitectónico nacional. Quizás, por eso, al entrar al lugar se percibe un aire a museo. La presencia de turistas nacionales y extranjeros, tomando fotos y leyendo los letreros que tiene cada objeto dentro de la iglesia, son recurrentes durante todo el día y contrasta con la imagen de los feligreses que se acercan a rezar.
Catolicismo de antaño. Actualmente, la iglesia se mantiene conservada, tras recibir una importante restauración en 1831, cuando se hicieron arreglos por el terremoto que sacudió al pueblo, en 1822.
Las imágenes que habitan el templo son de escultores ticos y extranjeros, y datan de siglos atrás. Por ejemplo, llama la atención la escultura de la Inmaculada Concepción, tallada en el siglo XVI, por un nicaraguense.
San Francisco de Asís es una imagen que acompaña a la iglesia desde su construcción. Perteneció a la Escuela de Arte de Ecuador, según se lee en la leyenda de la escultura.
El San Blas Peregrino es una de las imágenes más populares del lugar, ya que todos los años recorre los pueblos de la parroquia.
La escultura de Jesús del Perdón da la sensación de que sus ojos traspasan a quien los mira. Esta escultura está acompañada por dos más: la de San Juan y la de la Virgen Dolorosa.
Además de las imágenes, en el templo se encuentran otros objetos del quehacer religioso de antaño. Por ejemplo, las pilas bautismales y de agua, usadas en 1644, y una litera del siglo XVI, en la que viajaba el sacerdote cuando llevaba la comunión a los enfermos. Tiempo después, este medio de transporte fue convertido en confesionario.
Campanas de bronce, construidas entre 1788 y 1831, y candelabros tallados en madera, terminan de darle al templo de San Blas esa sensación de encuentro con el catolicismo de antaño.
La iglesia está abierta al público de lunes a viernes, de 8 a. m. a 4 p. m., y sábados y domingos, de 8 a. m. a 5 p. m.