Telehit se sumergió en Varablanca

Levantarse con el pie izquierdo el martes, luego de montarse en la fiesta el lunes, no fue presagio de un mal día en Varablanca, para la mitad del equipo del canal mexicano Telehit, durante una de las primeras grabaciones del Verano Telehit 2011, en Costa Rica.

Fueron los conductores Natalia, la Wanderslover, Lalo, Beto, el Borrego Nava y Radamés de Jesús los escogidos para zambullirse entre las montañas y cataratas del parque natural La Paz Waterfall Gardens, el martes, luego de que, como dijeron, les costara “un poco” levantarse, tras el coctel organizado por el canal la noche anterior.

Mientras tanto, en otros puntos de San José, la otra mitad del equipo también comenzaba a grabar.

Sin mayores aspavientos, vestidos con ropa y zapatos sencillos y cómodos, y mucho menos sin estar pensando en maquillarse, los dispersos presentadores del canal juvenil comenzaron un recorrido dentro del parque, el cual se extendió por cerca de cuatro horas, y al que Viva tuvo acceso.

Como era de suponerse, el humor irreverente del equipo de La guerra de los chistes –tanto fuera de cámaras como al aire–, y las ocurrencias de Radamés, se impusieron durante todo el rodaje, en el que hasta el buen tiempo se confabuló para que no les lloviera ni bajara la temperatura demasiado.

Además de grabar en las cataratas, los mexicanos hicieron tomas en el aviario, el mariposario, el serpentario, el ranario, la casa típica del parque y las jaulas de los felinos y de los monos.

Punto de partida. Las grabaciones comenzaron con la interlocución de Natalia, quien se encargó de presentar el lugar donde se encontraban y lo que se iba a hacer durante ese recorrido.

Fue esta pelirroja una de las más mesuradas en sus comentarios ante cámaras, pero de las que más interactuó con la naturaleza. Igual se le vio poniendo en su brazo a un ave, a una mariposa, a una rana o enrollándose una serpiente.

Del otro lado de la acera estuvieron las locuras de Radamés quien, definitivamente, le exprimió hasta la última gota al paseo.

Al principio, se le vio cargando un mono de peluche que tomó de la tienda del hotel, y al que le puso cuanta mariposa viva se encontró en el recorrido por el mariposario.

Pronto encontró en el camino otras cosas con qué divertirse, y le dio el mono a su esposa, la Wanderslover, para que lo cargara por el resto del paseo.

Aunque Radamés se colgó de una cuerda que pendía de la jaula de los leones, y se subió al compartimento donde estaban los monos, cuando llegó la hora de visitar el serpentario, el mexicano se mostró más cauteloso.

Él declinó la propuesta de entrar allí, porque no le agradan mucho estas especies. Tampoco se le vio muy entusiasmado cuando llegó el turno de ver a las ranas.

Al llegar a las cataratas, uno de los sitios más impactantes del parque, Radamés no lo dudó para meterse debajo del punto de caída del agua. El comediante ignoraba, quizás, que ese sitio fue uno de los puntos afectados, hace dos años, por el terremoto que sacudió a Cinchona.

Desde arriba, en el puente, sus compañeros lo observaban y lo alentaban para que siguiera haciendo de las suyas.

Por su parte, la Wanderslover no se cansó de reclamarle a Radamés, quien tenía que andarle cargando el mono y demás recuerdos.

Al igual que Natalia, esta presentadora demostró que no se espanta ante la presencia de anfibios, al llegar a besar incluso la fría y babosa boca de un sapo.

“Me encantó todo lo que vi, lo que conocí. Algo favorito del paseo fue ver un oso perezoso, un animal que no conocía. Vamos a acercar a toda la gente a la naturaleza”, comentó la mexicana.

Robando cámara. Otro de los que tuvo mucho protagonismo durante el paseo fue el Borrego Nava, de quien sus compañeros bromearon al decir que el Verano Telehit, en Costa Rica, no debería llamarse así, sino el Verano Borrego, por los intentos de este de acaparar la cámara.

Fue él uno de los conductores que mejor “se aprendió sus líneas”. Esto quedó demostrado cuando se refirió con más propiedad a los felinos, monos y demás atractivos de la zona.

A propósito de guiones, llamó la atención la naturalidad del equipo, el cual dejó claro que deambulan por la senda de la improvisación.

Ni guiones ni muchos cortes, mucho menos ostentosos equipos de grabación. Mostrar a los conductores al natural, y dejar que ellos propusieran ideas de qué se podía grabar, fue característico del rodaje.

Al finalizar el paseo, pasadas las 3 p. m., y luego de un despertar difícil, al equipo todavía le quedaba cuerda. Y más valía, pues de ahí, una aventura en rafting por Sarapiquí los aguardaba. El día estaba lejos de terminar.

Tras esa jornada, las aventuras para ellos continuarían en Turrialba, Puerto Viejo y Cahuita. Para la otra mitad del equipo, el mapa les trazó una ruta por Manuel Antonio y Guanacaste.