EscucharUn reportaje publicado en La Nación (10-7-12) indica que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) revela que Costa Rica no ha logrado reducir el número de embarazos en adolescentes. Esta afirmación, no obstante, no se ajusta a la realidad.
Disminución. En honor a la verdad, una publicación del INEC intitulada Panorama Demográfico 2010 (páginas 31-32) analiza la tasa específica de fecundidad según grupos de edades de la madre para los años 1990 a 2010, según la cual, en relación con los embarazos de madres de 15 a 19 años de edad, en 1990 se dieron 92,10 nacimientos mientras que en el año 2010 se dieron 61,85 nacimientos, por cada mil nacidos. Es decir, hubo una disminución de 30,25 nacimientos por cada mil nacimientos en tal grupo etario, lo que lleva al INEC a concluir (página 32) que al calcular las tasas específicas de fecundidad, el grupo de mujeres entre 15 y 19 años muestra una reducción significativa.
Solo el 9,20%. Esta afirmación concuerda con la información contenida en “Estimaciones y proyecciones de población por sexo y edad (1950-2050)” –publicada conjuntamente por el Centro Centroamericano de Población (CCP) y el INEC–, y los nacimientos reportados en los años 1990-2010: para el año 1990, con una población de 157.768 mujeres con una edad 10 a 14 años, se dieron 360 de nacimientos, es decir sólo el 0,22% de este grupo fueron madres; en el grupo de mujeres de 15 a 19 años de edad, con una población de 136.575 mujeres, hubo 12.578 nacimientos, es decir que solo el 9, 20% del grupo fue madre.
Para el año 2010, con una población de 196.719 mujeres de 10 a 14 años de edad, se dieron solo 428 nacimientos, es decir, el 0,21% del grupo, lo que refleja un descenso en los nacimientos. En el grupo de 15 a 19 años de edad, con una población de 207.390 mujeres, se dieron 12.828 nacimientos, es decir, solo el 6,18% del grupo: este dato arroja un descenso de nacimientos bastante significativo.
La realidad no se tapa fácilmente. Las estadísticas vitales, rigurosamente realizadas en nuestro país, reflejan que el embarazo en adolescentes ha disminuido significativamente en las últimas dos décadas.
Los números absolutos pueden ser engañosos, lo que obliga a cualquier estudioso a analizar las tasas para poder hacer comparaciones válidas, sin sesgos.
