Con el objetivo de frenar la creciente epidemia de sobrepeso y obesidad en los niños costarricenses –según la última Encuesta Nacional de Nutrición dos de cada diez estudiantes de entre 5 y 18 años de edad están pasados de kilos– los ministerios de Educación y Salud emitieron un decreto la semana pasada que saca de las sodas escolares, entre otros, las gaseosas, las frituras, los alimentos cuyo principal ingrediente sea el azúcar o la grasa y aquellos que incluyan grasas trans.
Están poniendo ‘a dieta’ las sodas en busca de niños más sanos. Se trata de una estrategia que, unida a otros esfuerzos, como más horas de actividad física en la escuela, asegurarse de proveer una alimentación saludable en los comedores escolares e incluir clases sobre alimentación saludable en el currículo educativo, han resultado ser exitosos en frenar y revertir la obesidad en niños alrededor del mundo.
Así lo demuestra una exhaustiva revisión de The Cochrane Library , donde un equipo de investigadores liderados por Elizabeth Waters, examinó los resultados de 55 estudios, donde se evaluaban diversas intervenciones para prevenir la obesidad en niños.
La estrategia también parece ser eficaz si se toma en cuenta los resultados de un estudio estadounidense bautizado HEALTHY , donde a lo largo de dos años se dio seguimiento a 4.600 estudiantes de 42 centros educativos.
La mitad de las escuelas fueron intervenidas: se programaron más clases de Educación Física, se les dio a los niños acceso a alimentos más sanos y se incluyó en el currículo clases que incentivaban a que los niños adoptaran conductas saludables.
Las otras 21 escuelas no recibieron la intervención antes mencionada, pero sí obtuvieron fondos para invertir, como sus administradores decidieran, en la alimentación y actividades físicas de los niños.
El estudio, publicado en The New England Journal of Medicine , señala que al principio del experimento, la mitad de los niños presentaban sobrepeso u obesidad. No obstante, al finalizar el estudio, los índices de obesidad y sobrepeso disminuyeron en las 42 escuelas, pero con mucho más éxito en las 21 escuelas intervenidas: la cantidad de niños con kilos de más en estos centros era 21% menos que en las escuelas en que no se aplicó el programa.
La evidencia científica sugiere que la medida tomada por los ministerios de Educación y Salud es un buen paso en el camino para lograr una población infantil más saludable. La inclusión de más horas de actividad física y educación sobre estilos de vida saludable en los centros educativos mejoraría aún más las probabilidades de éxito en esta importante tarea.