08 de julio del 2011, Guanacaste, Rio Tempisque Rancho Humo Recorrido turistico para la observacin de varies especies de aves, /caravaca (Marvin Caravaca)
No construyeron un hotel, pero les dieron a las aves un lugar para vivir y alimentarse. Apostar por recuperar humedales no es, precisamente, el proyecto que desvele a cualquier empresario. Pero tomar la decisión de dejar pasar –al menos por ahora– el lucrativo negocio que supone construir hoteles en Guanacaste mantiene satisfechos a los propietarios de Rancho Humo.
Ubicado en la cuenca baja del río Tempisque, y en el distrito de San Antonio de Nicoya, Rancho Humo es una reserva ecológica privada de 1.068 hectáreas. En ella hay 767 hectáreas de humedales, 87 de manglares y otras 67,5 hectáreas son parches (segmentos) del Bosque Tropical Seco de Mesoamérica.
Como corredor biológico, el terreno –que fue adquirido para convertirlo en una hacienda ganadera y hotel– también cumple una función vital, al ser un puente entre el Parque Nacional Palo Verde, la Reserva Nacional de Vida Silvestre Mata Redonda y Corral de Piedra; así como entre la Isla Saino, Isla Pájaros y el Parque Nacional Barra Honda, según se detalla en un comunicado de prensa del lugar.
Además, en el 2010, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente destacó a Rancho Humo como modelo de restauración de humedales en el país.
“Nosotros, cuando adquirimos esta finca, en el 2004, era una estructura en abandono; la compramos sabiendo que habían humedales y que en ellos no se podía hacer nada, pero mi papá creció en una finca ganadera y quería tener una. Se tenía la idea de hacer un hotel y
“No sabíamos nada de humedales. Hemos tenido que recibir asesoría, después de que nos encontramos con esa invasión de aves, cocodrilos, monos, pizotes, que estaban acá por el humedal. Comenzamos a ver que este sitio era especial... pasó de ser una finca ganadera a una reserva privada”, añadió Salom.
Justamente, conocer qué es un manglar; qué es un humedal y cuál es su importancia, es el objetivo del
Diseñado como un recorrido para hacerse en un día, el
De camino, el guía, Amed González, cuenta que pese a ser el Tempisque un río tan conocido, la mayoría de turistas que van a Rancho Humo nunca han navegado en él.
El recorrido da inicio por los manglares situados en los márgenes del río. Allí comienzan a aparecer las primeras especies de aves.
Uno de los mayores atractivos del manglar es ver la gran cantidad de cocodrilos que salen a tomar el sol. Las mañanas son su hora preferida para hacerlo, pero la naturaleza casi siempre es caprichosa y los reptiles no se dejan ver, al menos, por ahora.
Entre las aves, llama la atención la espátula rosada, por su alucinante belleza, y las garzas por su elegancia.
Quienes corren con mejor suerte, logran avistar los jabirú, una especie que se deja ver poco y que es el ave acuática más grande de Centroamérica.
Durante el
Llegar a Isla Pájaros es una experiencia visual incomparable. ¿Cuántas veces se pueden ver cientos de aves exóticas juntas y anidando en un mismo territorio?
Esa imagen de la isla es clave para entender la importancia de Rancho Humo como corredor biológico. Durante todo el día, las aves se la pasan volando desde la reserva, donde recogen ramas para llevarlas a Isla Pájaros, donde construyen sus nidos.
Si Rancho Humo no fuera una reserva, les sería difícil encontrar la materia prima para construir sus nidos y el alimento para sus polluelos.
De camino se pueden observar el ganado, otrora adquirido por los propietarios de la finca, y que ahora son ejemplo de un modelo sostenible, pues son alimentados con productos orgánicos. El objetivo es llegar a producir carne orgánica.
La siguiente parada es el centro de visitantes, el cual está edificado sobre humedales. Fue construido con madera teca (sembrada exclusivamente para la construcción). El lugar está equipado con paneles solares y cuenta con una planta de tratamiento de aguas, para evitar contaminar los humedales con el agua de los servicios sanitarios.
Esta construcción fue terminada en el 2010, y es el lugar a donde llegan los turistas a descansar, comprar
Aunque la idea de quedarse viendo el paisaje desde el centro de visitantes seduce más que el calor que hace afuera de él, el
De camino, también se pueden apreciar algunas iguanas apostadas en medio camino; con nidos de polluelos y se puede ver una que otra escurridiza gallina de agua. Aproximadamente, este recorrido es de 16 kilómetros.
El
En esta, los turistas pueden ver cómo se ordeña y algunas de las tradiciones de la monta guanacasteca, a cargo de lugareños.
Des esta forma, a eso de las 3 p. m., concluye el recorrido por el santuario de aves.