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El Sanatorio Durán

El Sanatorio Durán es parte del patrimonio arquitectónico que debemos rescatar

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Son las seis de la mañana; el frío es deliciosamente intenso y en el cielo azul aún no se asoman las nubes. Las campanas no suenan, y la capilla clausuró sus puertas aunque las 15 gradas de su particular escalera invitan a entrar; no queda más que subirlas y, simplemente, contemplar el verde de los jardines. Una bocanada de aire, bajo la cruz incólume, debe ser un pedacito de Cielo entrando en nuestras almas: ¿cómo entender, si no, el poder sanador de ese aire con olor a tierra?








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