Características del agua como la concentración de sal, su temperatura y el oleaje podrían explicar la presencia constante, a lo largo del año, de tres especies de delfines y ballenas en el país.
Se trata del delfín manchado (
Así lo determinó un estudio realizado por biólogos de la Fundación Keto, quienes enfocaron sus esfuerzos en dos áreas: isla del Caño, en el Pacífico Sur, y bahía Santa Elena, en el Pacífico Norte.
“Debido al uso que se está generando en las zonas costeras, cada vez se hace más necesario determinar la ocurrencia de cetáceos en zonas de alta actividad turística, con el fin de proponer medidas de conservación”, justificaron los autores en el artículo que publicaron en la
Los recorridos en bote se realizaron entre mayo del 2005 y abril del 2006. Se contabilizaron un total de 166 avistamientos.
Así, los investigadores se dieron cuenta de que las especies con mayor proporción de avistamientos fueron el delfín manchado (68%), la ballena jorobada (13%) y el delfín nariz de botella (10%).
También, los investigadores observaron que los delfines manchados generalmente permanecían en grupos de menos de 10 animales.
En cambio, los delfines nariz de botella conformaban grupos más grandes, pero no sobrepasaban los 20 individuos.
Por su parte, las ballenas jorobadas tienden a estar solas o en parejas, en caso de que sea madre-cría.
De esta manera, se percataron de que la presencia del delfín manchado estaba relacionada con cambios en la salinidad y la transparencia del agua. “Había más probabilidad de encontrarlos dentro del área estudiada cuando estas condiciones estaban presentes. Por ejemplo, en la zona de isla del Caño se pueden encontrar delfines manchados en aguas más saladas, pero menos transparentes”, comentó Damián Martínez, director de la Fundación Keto y autor del estudio.
Asimismo, el biólogo agregó: “Esto puede darse en verano y quizá más cerca de la costa, donde el agua es más turbia y puede haber más alimento”.
Ahora, las condiciones ambientales se consideran de influencia indirecta porque el delfín va a permanecer cerca de donde esté su comida. Sin embargo, las condiciones ambientales sí pueden tener un impacto directo en las especies que son presas de estos cetáceos.
En cuanto a la ballena jorobada, la mayoría de los avistamientos se dieron en época de verano y estuvieron asociados al oleaje y la temperatura superficial del agua.
En los meses de época seca, en el Pacífico Norte, se da un fenómeno que se conoce como afloramiento.
Por efecto de los fuertes vientos, se desplaza una porción superficial del agua y esto hace que el agua más fría tienda a subir.
Esto produce un fuerte oleaje, cuyas olas pueden alcanzar los dos metros. De hecho, esto dificultó el muestreo en bahía Santa Elena.
“Lo que pasa ahí es que la mayor cantidad de avistamientos de ballenas se da en el verano, pero por una cuestión migratoria; a lo cual se une un fenómeno de efecto de sugerencia por la cantidad de viento que sopla”, explicó el biólogo.
Por ejemplo, este estudio permite determinar zonas de importancia para la alimentación y reproducción de delfines y ballenas. Por tanto, ya se pueden establecer distancias límites al acercarse y cómo hacerlo, así como capacitar a los operadores de