En 1833, en su primera entrega, el Noticioso Universal destacaba que la palabra ‘educación’ podía definirse como el arte de hacer a los jóvenes más robustos, virtuosos e instruidos. En otra edición señalaba que, para prevenir el cholera (cólera) morbus , era conveniente la práctica del ejercicio, pero sin agitarse ni cansarse.
Por último, el Noticioso Universal apuntaba: “Nuestros órganos son los grandes agentes de la existencia. Pervertidos y deteriorados, la existencia entera se pervierte y deteriora. Es en la educación física donde se comprenden las prácticas que se deben usar para evitar un resultado funesto”.
Por su parte, en marzo de 1873, la Gaceta Oficial daba a conocer un artículo de M. Prevost-Paradol titulado “Del papel que desempeña la familia en la educación” . En él se expresaba que, si la educación pública podía reemplazar ventajosa-mente a la familia en alguna cosa, era en la educación del cuerpo. La unión de los niños es el primer elemento de goce, de actividad y de salud, opinaba Prevost-Paradol.
“La mezcla del trabajo y del juego presta, a los ejercicios del cuerpo y a los movimientos violentos, un atractivo ignorado de los niños, que están siempre en posesión de su libertad”, añadía. La crónica añadía que debían suprimirse los obstáculos que se oponían a la actividad física y al desarrollo del niño.
Ejercicio femenino. Otro aporte, de 1889, correspondió a José Moreno, profesor de gimnasia en varias instituciones de enseñanza secundaria (entre ellas, el Instituto Nacional de Varones).
En el periódico El Artesano, Moreno expresaba que la gimnasia había tomado un incremento extraordinario en Costa Rica desde que se aplicó la reforma educativa de 1884. Con la gimnasia se formarían buenos soldados, que llevarían en germen el sentimiento patriótico y militar, agregaba.
Para el profesor Moreno, era necesario que se impulsase la práctica de la gimnasia hasta hacerla costumbre. Esta ayudaría a que los niños no padeciesen de anemia ni de nerviosidad por falta de ejercicio.
Por su parte, como en Europa, las mujeres debían dedicarse a la gimnasia doméstica. Esta facilitaba a los niños el estudio pues el cuerpo fatigado es incapaz de soportar las tareas intelectuales que exige la instrucción.
El Artesano publicó los artículos del profesor Moreno referentes a la importancia de la práctica del ejercicio físico entre los sectores trabajadores. Esto convirtió a El Artesano en un órgano de comunicación pionero en la democratización de la práctica de la educación física en Costa Rica.
Ese periódico también se constituyó en un vocero de los sectores trabajadores interesados en defender sus tesis políticas, sociales, económicas y culturales.
En 1912, la revista Cordelia sacaba a la luz un artículo de la marquesa María Plattis denominado “La belleza femenina”.
Allí se apuntaba que, al contrario de lo que se creía, todos los ejercicios gimnásticos y deportivos servían a la mujer para desarrollar la gracia porque obligaban a la ejecución de movimientos ágiles, ordenados, seguros y rápidos. Lejos de esa gracia estaban las mujeres que vivían en “régimen antiguo”; es decir, de modo sedentario.
Pese al artículo de Plattis, debe señalarse que, en los inicios de la práctica del deporte en Costa Rica, no era raro que algunas mujeres –esposas de banqueros, comerciantes e inversionistas foráneos– practicasen los juegos oriundos de sus países, en unión de miembros jóvenes de la burguesía capitalina.
En cambio, la mujer de los sectores subalternos de la sociedad tenía vedada la práctica de tales actividades pues se consideraba que eran impropias de su sexo. Esta imagen calzaba con la mentalidad patriarcal que imperaba entonces.
Incertidumbre económica. El interés gubernamental en la publicación de libros de textos sobre el ejercicio físico comienza con la obra de Benjamín de Céspedes y Santa Cruz titulada Higiene de la infancia en Costa Rica , impresa en San José en 1900 por la Tipografía Nacional.
El autor se refería a las reglas que debían observarse en la educación física, principalmente en la gimnasia. Además, explicaba las bases de la educación física que debían prevalecer en las escuelas, sobre todo en aspectos relacionados con juegos, gimnasia, paseos, baños y piscinas.
Posteriormente, en 1915, en su libro Lecciones de higiene , Francisco Cordero Quirós analizaba la relación que hay entre la práctica del ejercicio y la salud. Estudiaba temas relacionados con su necesidad y con el placer; clasificaba los ejercicios en naturales y artificiales, y resaltaba sus beneficios en el organismo humano.
Desde el decenio de 1870, el proyecto de dominación de la clase política gobernante se limitó económicamente por la incertidumbre de los precios del mercado mundial del café, de cuya exportación dependían los ingresos nacionales. Debido a esa dependencia, el Estado era vulnerable.
La hacienda pública se mantenía con rentas provenientes del tabaco, del licor y de aranceles aduaneros. Además, el Estado no gravaba a la clase cafetalera, de modo que se sustentaba con la percepción de exiguos ingresos obtenidos de la tributación indirecta.
Soldados y calistenia. El desarrollo de una política oficial de regeneración física chocaba con la venta de licores que el mismo Estado promovía.
A finales del siglo XIX se produjo un alarmante consumo de licor debido al monopolio estatal de este y a una indiscriminada concesión de patentes.
Pese al interés de los gobernantes por promover la práctica del ejercicio, ellos no pudieron superar la pobreza de la hacienda pública ni las crisis económicas. Todo esto influyó en la escasez de instalaciones deportivas adecuadas y en el insuficiente número de maestros de educación física.
A finales del siglo XIX, las dos principales instituciones de enseñanza secundaria del país eran el Liceo de Costa Rica (creado en 1887) y el Colegio Superior de Señoritas (1888), el primero para varones y el segundo para mujeres. En sus planes de estudios, el Liceo incluía un curso de ejercicios militares, y el Colegio, uno de calistenia.
La enseñanza de ejercicios militares en el Liceo se fundamentaba en la necesidad de formar soldados que defendieran a la patria.
La educación secundaria era elitista ya que, para acceder a ella, era necesario contar con capacidades académica y económica. Esto ocasionó que gran parte de los estudiantes proviniesen de sectores acomodados, del Valle Central principalmente.
A principios del siglo XX, en la promoción de la práctica del ejercicio físico sobresalieron destacados profesionales, políticos e higienistas al servicio del Estado, como Samuel Montandón, Gustavo L. Michaud, Eduardo Garnier, José María Pinaud, Manuel Rodríguez, Lesmes Suárez, Francisco Meléndez, Francisco María Núñez, Charles White, Alejandro Vargas Araya, Alberto Brenes Mora, Ricardo Fournier Quirós y Ricardo Moreno Cañas.
Pese a los esfuerzos del Estado costarricense para fomentar la gimnasia y la educación física, no pudo superar la pobreza económica de la hacienda pública ni las crisis económicas. Todo derivó en la escasez de instalaciones deportivas adecuadas y en el suficiente número de maestros de educación física.
El autor es historiador y Especialista en historia cultural centroamericana. Trabaja en el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud.