El aumento salarial de los diputados activó ayer tres escenarios simultáneos: una manifestación callejera, una intensa jornada legislativa en el plenario y una fuerte expectativa en la Casa Presidencial.
Mientras decenas de manifestantes desafiaron el aguacero de principio de la tarde, los diputados comenzaron su sesión a las 3 p. m., ante la presencia abundante de periodistas y medios de comunicación que no acostumbran asistir al Congreso.
En la calle todo eran consignas contra el “aumentazo”. Carteles, rimas y canciones se escuchaban durante el aguacero y después de él en los parlantes junto a un grupo de personas que no superaban las 300 personas, con predominio de representantes sindicalistas.
El micrófono lo administraba Albino Vargas, secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP). Que una maestra de lejos, que un joven luchador, que un campesino empobrecido... todos pasaban por el micrófono.
También lo hicieron los diputados del Partido Acción Ciudadana (PAC) y, por supuesto, José María Villalta, de Frente Amplio. Ellos iban y venían entre la curul y la calle para dar reportes sobre cómo avanzaba la discusión del plenario y arengar al grupo.
La jefa de los diputados oficialistas, Viviana Martín, también estuvo presente, pero solo en imagen. Varios manifestantes hacían circular un “billete” con el rostro de Martín, con un supuesto valor de ¢4,8 millones, el monto que ganaría un legislador si se aprueban el incremento.
Pero ella, en realidad, estaba dirigiendo a los suyos en el plenario, o intentando hacerlo, porque Guillermo Zúñiga se salió de la línea de fracción.
Otros miembros de la bancada oficialista sí se mantuvieron quietos en sus curules. Tenían incluso la instrucción de no salir del plenario y fueron pocos los que dieron declaraciones a la prensa.
Con Francisco Chacón, por ejemplo, no se pudo hablar durante cuatro horas, pese a numerosos intentos y a estar él sentado junto a la prensa, muy cerca de la salida.
Sí se le veía chatear en la computadora, a veces levantarse, conversar con Martín y ambos a su vez con el presidente legislativo, Luis Gerardo Villanueva.
Solo los opuestos al aumento pedían la palabra para lanzar sus fuertes críticas y arengar también a la barra del público. Los favorables preferían el silencio y el avance rápido del tiempo.
La presidenta Laura Chinchilla estuvo toda la tarde en su despacho en Zapote. Ahí ella y sus colaboradores estuvieron pendientes de toda la discusión.
Lo advirtió el jefe de los diputados del PAC, Juan Carlos Mendoza al hablar a los manifestantes: “A como se ve, la única vía para frenar esto es el veto presidencial. Ahí hay que presionar”.