Al cierre de la primera sesión de la semana en la Bolsa Mercantil de Nueva York, los contratos más negociados de oro, los de vencimiento en junio, restaron $140,3 la onza (una caída jamás vista en tres décadas) para terminar a su nivel más bajo desde febrero del 2011.
Así, el metal precioso dio continuidad a las fuertes pérdidas de la semana pasada, cuando se dejó cerca del 5%, de modo que acumula una caída superior al 20% desde que alcanzó el máximo histórico de $1.888,7, en agosto del 2011.
El desplome del metal se produjo en una jornada marcada por la desaceleración de China, la segunda mayor economía del mundo, que en el primer trimestre del 2013 creció el 7,7% interanual, dos décimas menos que en los últimos tres meses del 2012 y por debajo de lo que esperaban los analistas.
Más allá de esas cifras peores de lo previsto del gigante asiático, presionó a la baja a la cotización del oro la posibilidad de que Chipre venda una porción de sus reservas del metal para financiar parte del rescate europeo que se ha estado mencionando en los últimos días.
Por si fuera poco, la semana pasada los analistas del banco de inversiones Goldman Sachs revisaron a la baja sus previsiones sobre el precio medio que registrará este año el oro hasta los $1.545 la onza, frente a los $1.610 que habían calculado anteriormente.
“No parece que haya muchos compradores dispuestos a atrapar este cuchillo en caída y prevemos más volatilidad en el oro en el futuro cercano”, dijo ayer a Market Watch el analista de Stutland Volatility Group, Luke Rahbari.