01/05/2013 En la asamblea el diputado Luis Fernando Mendoza nuevo presidente con 31 votos /Jorge Castillo (JORGE CASTILLO)
Entre copla y copla, bombas y retahílas, Luis Fernando Mendoza Jiménez, oriundo de Cañas, Guanacaste, y de 51 años, llegó a ser diputado de la Asamblea Legislativa en las elecciones nacionales de febrero del 2010.
En ese momento contaba con 16 años de experiencia como asesor legislativo de algunas figuras beligerantes, como Óscar Campos, el dirigente arrocero, y el excandidato presidencial José Miguel Corrales.
Pese a eso, es una figura de bajo perfil, alejado de las cámaras y los micrófonos, salvo cuando ante la ausencia de la exjefa de fracción y exdiputada Viviana Martín, tenía que estar ahí para minimizar el impacto de los incendios en las discusiones legislativas.
Mendoza, segundo presidente de esta asamblea con ese apellido, es también, como muchos asesores y exasesores de diputados, politólogo de profesión.
“Aun con un perfil bajo se puede llegar a ser presidente de la Asamblea”, manifestó ayer con sonrisa pícara y nerviosa el nuevo jerarca parlamentario, abrumado por los micrófonos de las radioemisoras y televisoras.
El diputado, gracias a ese bajo perfil, tiene la ventaja de conocer hasta “las grietas y esquinas” del maltrecho edificio de la Asamblea. Precisamente por eso se echó desde ayer sobre sus hombros la responsabilidad de elevar el nivel de la discusión en año electoral.
Su compañero de bancada Fabio Molina comentó que Mendoza no gusta de aparecer en los medios, y considera que ahora le llega la oportunidad de mostrar sus talentos y de que el país lo conozca.
“Otros perfiles llevan riesgos muy grandes en medio de la campaña electoral”, aceptó Molina, en referencia a la aspiración que debieron deponer él y el expresidente Luis Gerardo Villanueva.
Ello, porque su beligerancia y los manejos políticos del cartaginés Villanueva son “vectores naturales” para la confrontación entre oficialismo y oposición.
Guerra al obstruccionismo. El nuevo presidente de la Asamblea, con vasto conocimiento del Reglamento legislativo, planteará en año electoral una guerra contra el obstruccionismo de las fracciones.
“Hay un apego excesivo y un abuso de métodos que en nada ayudan a votar proyectos de ley gracias acuerdos”, declaró Mendoza.
El diputado aún no tiene una propuesta completa para su mandato, mientras anuncia que continuará con una política de restricción del gasto en la administración parlamentaria.
No obstante, el jerarca prefiere no adelantar si mantendrá la integración de comisiones como la de Control de Ingreso y Gasto Público, que preside la libertaria Patricia Pérez, y que investigó la trocha fronteriza y en días recientes la concesión de la vía a San Ramón.
Igual, Mendoza no dijo si el evangélico Justo Orozco seguirá a la cabeza de la Comisión de Derechos Humanos, y señaló que escuchará peticiones de las bancadas.
El diputado dicharachero, coplero, retahilero y bailarín de música folclórica fue el presidente de la Comisión Investigadora de Partidos Políticos, foro al que le puso cala y cierre, tras los informes de bajo tono sobre el asunto de parte de las bancadas del Movimiento Libertario y la Unidad Social Cristiana.
Su reto ahora es birlar ataques de una oposición inquieta.